lunes, 31 de diciembre de 2007

Sexo y Arte


En muchas ocasiones Gala y yo compartimos fantasías, nos las contamos, dejamos la semillita creciendo en la mente del otro y esta va germinando y convirtiéndose en un deseo irrefrenable.

Habíamos comentado en alguna ocasión como nos gustaría hacerlo en un museo, y hablando de cuales podrían ser, El Prado se alzaba como uno de los lugares que más morbo nos proporcionaba.

En ocasiones la improvisación y el dejar que las situaciones surjan solas crean momentos de terrible excitación, pero en otras, la consumación de lo imaginado, el tiempo para que esa idea vaya excitándote y casi apoderándose de ti hacen del momento final un momento cumbre.

Nos dirigimos al Museo del Prado, había una cola considerable por la que tuvimos que esperar. Lejos de enfriar la situación y sintiendo tan cerca el momento de poder vivir una experiencia tan morbosa en un lugar con tanta afluencia de publico, excitaba nuestras mentes, nuestra imaginación.

Mientras esperábamos para poder entrar, comentábamos diversas situaciones y éramos conscientes que la gente que estaba cerca nuestro, mientras hacían gala de su alto conocimiento del arte, en ocasiones ponían el oído y no nos cabe duda que estimulábamos su imaginación.

Por fin entramos, ambos nos deseábamos, no queríamos perder tiempo, entramos fugazmente en la sala Fortuny, pero decidimos dejarla para mas tarde, cuando pudiéramos admirarla...”mas relajados”


Acabamos encontrando unos aseos en el Claustro del edifico Moneo no muy frecuentados, lo cual no nos convencía demasiado, ya que el riesgo de la situación era uno de los factores que más alimentaba nuestro morbo. De echo llegamos a pensar que por la situación de estos seria difícil que nadie entrara, eso nos hizo relajarnos en nuestra prudencia, dando por perdido ese riesgo que tanto deseábamos... que equivocados estábamos.

Nuestro deseo hizo que nos quedáramos en ese cuarto de baño que habíamos encontrado.

Gala iba con bonito vestido corto, en ocasiones, con algún movimiento dejaba ver la blonda del final de sus medias, es una imagen que me seduce y me provoca tremendamente.

Supongo que ambos pensábamos entrar en el baño, echar el pestillo y vivir ahí nuestra fantasía, sin embargo la ausencia de gente hizo que nuestros besos y nuestras caricias comenzaran en el aseo, junto a los lavabos.

Mi mano comenzó a explorar sus piernas, por fin podía acariciar sus medias y explorar el delicioso recorrido que comenzaba donde ellas terminaban, mientras Gala empujaba su cadera y presionaba con su mano mi sexo.

Le fue muy sencillo a la excitación apoderarse de nosotros. Sujetándola de las piernas la senté en la encimera del lavabo.
Ella, con una mirada que reflejaba toda su provocación, toda su entrega y todo su ofrecimiento retiró sus braguitas dejándome su sexo expuesto a mi vista, dejándolo a la altura del mío, de manera que solo hizo falta desabrochar mi pantalón para que comenzaran a rozarse.








No hubo muchos preliminares, no eran necesarios, deseábamos follarnos, tenernos, hacernos gemir, despertar todos nuestros deseos y sueños en ese mismo momento.

Pude notar todo su calor y humedad al entrar dentro de ella. Gala se encontraba ahí sentada, con sus piernas abiertas ofreciéndose a mí, mientras yo comenzaba a penetrarla, suave al principio pero con mas ímpetu a cada momento.

- ¿Te imaginas que entra alguien? Pueden pillarnos... – comentábamos traviesos buscando evidenciar el riesgo que corríamos.

Sin embargo no sentíamos ese peligro como algo cercano, no se oían voces, no notábamos la presencia de nadie cercano, lo cual se alejaba de la situación con la que habíamos fantaseado.

- ¿Cambiamos de sitio? – Nos propusimos muy traviesos buscando algo mas de emoción.
- Vale.

Gala se bajó de la encimera, pero mi excitación, la excitación que ella me provoca por sus ideas, por sus travesuras, y por verla con la falda subida y muy accesible me hicieron rogarla...

- Espera, quiero un poquito mas...-

La coloque apoyada en la encimera y desde atrás volví a penetrarla, ufffffffff, me encantó sentir como entraba hasta dentro de ella, como su cara se tornaba más viciosa frente al espejo, como disfrutaba viendo mis expresiones de placer con cada envite que hacia contra su sexo...

Sin haberlo comentado ambos comenzamos a ser más conscientes de nuestra situación.





Nos encontrábamos en unos aseos públicos en el Museo del Prado, con una puerta sin pestillo donde cualquiera podría entrar y pillarnos en semejante aventura.

Comentábamos, como si entrara alguien nos gustaría mantener nuestra postura, mirar a sus ojos de manera que pudiera sentir la provocación y el deseo que desprendíamos...

Por fin fuimos plenamente conscientes de la facilidad con la que podría moverse el manillar de la puerta, lo único que separaba nuestra intimidad de la posibilidad de recibir invitados.

Nuestros pensamientos se reflejaban en nuestros movimientos, cada vez más fuertes, cada vez mas excitados, nuestros gemidos, nuestros ojos compartiendo la situación a través del espejo, nos acompañaban en nuestra aventura.

No quería acabar, quería recorrer todos los baños del Museo, pero el placer que Gala me proporcionaba, sumado a su imagen reflejando todo el vicio del momento y el riesgo que crecía en mi mente, se apoderaron de mí hasta el punto que me descontrolé. Mis movimientos no eran medidos, simplemente, aumentaban su fuerza, su ritmo y abandonados al placer que Gala me ofrecía...






No lo recuerdo, pero se que no controlé los gemidos que acompañaron mi orgasmo, así, como no se quien pudo llegar a oírlos...

Gala, con mucho cuidado, lamió y limpio el resultado de mi placer y mientras ella se lavaba las manos, y yo, además de no haber abrochado todavía mi pantalón del todo y con la cara aún sofocada, sentí como se abrió la puerta. Una señora de la limpieza entró a algo y sin duda intuyó lo que allí había pasado hacia dos escasos minutos.

Primero miró a Gala, después a mí, y con un gesto que entremezclaba la timidez de no saber como actuar y el... “Madre mía lo que deben haber hecho estos aquí” Entró en el cuarto de baño y después salió sin volver a levantar la mirada.

Una vez recompuestos volvimos a admirar con mas calma a Fortuny y pudimos deambular por las salas de Goya, Van der Heyden y Soroya entre otros...

Por cierto, acabo de ver que la semana que viene aun continua la exposición de Ester Partegàs en el Reina Sofía... Puede ser interesante...


domingo, 16 de diciembre de 2007

No soy un amo


Había estado patrullando la zona para garantizar la seguridad de Claudia. Pensaba que podría ser más peligrosa, pero debido a las cercanas fechas navideñas se ve que el Ayuntamiento había “limpiado la zona”.


Llevábamos tiempo hablando de ello, Claudia me comentaba en mas de una ocasión su fantasía de sentirse “puta” y en concreto así, no prostituta, palabra mas suave que incluso nos puede ha hacer pensar en una diferencia de “caché”.

También hablábamos sobre sus deseos de sentirse dominada. Como me comentó una amiga en una ocasión “cualquiera te cuenta a ti una fantasía” por lo que me puse en marcha.

Una semana antes le di una instrucción muy concreta. – No quiero que tengas ningún orgasmo-.

La semana continuó entre llamadas, sms, mails y conversaciones en las que nos excitábamos, en las que buscaba excitarla al máximo, le pedía que hiciera cosas por mí.

- Estoy en la biblioteca.- me comentaba en alguna ocasión Claudia conectada al msn.
- Acaríciate por encima del pantalón.
- ¿Cómo voy a hacer eso?
- HAZLO!!!!-
- UFFFFFFFF, ya......
- Ahora hazlo por debajo de tus braguitas...
- Pero me van a ver!!!!!!
- HAZLO!!!!!!
- Eres un cabrón.
- Puedes insultarme, pero no permito que cuestiones mis ordenes o serás castigada
- Ufffffff tengo el dedo empapado de mi excitación.....

En términos similares actuábamos cuando estaba en el autobús, subiendo las escaleras del metro, o simplemente sentada por la noche en su casa, situación que aprovechaba para excitarla aun mas y provocarla cuando le contaba como yo SI me iba a desahogar y como no quería que ella alcanzara el orgasmo que esa noche solo podía ser para mi.

Sus insultos se sucedían uno tras otro, Claudia obediente, buena sumisa acataba y obedecía mis instrucciones.

Llegó el día indicado, Capitán Haya se encontraba libre de profesionales, lo cual desmerecía ligeramente al menos la parte acordada, para la que venia después, la sorpresa, no influía en absoluto.

Claudia subió desde el Bernabeu siguiendo mis indicaciones, cubierta únicamente por su abrigo y la preciosa lencería que esa noche me ofreció.

Mas tarde me comento como era deseada por algunos Taxistas que al cruzar algún semáforo pudieron colar su mirada entre algún movimiento indiscreto de su abrigo.

Le indiqué en que semáforo debería pararse, y mientras se dirigía hacia él, justo antes de llegar un coche paró a su altura.

- Hola, ¿buscas compañía?
- Podría ser... ¿Cuanto me pides?

Otra de las instrucciones que le había dado era que se documentara y que se inventara una vida como puta, quería que tuviera experiencia para mis planes.


Después de detallarme sus tarifas, tiempos y reglas mientras abriendo su abrigo me ofrecía su mercancía, la hice subir.

La ofrecí la mitad de lo que había pedido con la promesa de una oferta muy atractiva si lo hacia bien. No cedió en absoluto, mitad de precio, mitad de tiempo.

Accedí, total, para probar la mercancía me valía.

Dijo que fuéramos donde yo quisiera ya que el tiempo apremiaba. Visto que debía darme prisa cogí su mano y la lleve a mi sexo.

- Si tenemos poco tiempo empieza ya.

Aparcamos al inicio de Castellana, lugar con poco transito y cercano.

Claudia se dispuso a ofrecerme el servicio contratado sin demora, desabrochó mi pantalón y con una profesionalidad absoluta, sin dejarse implicar en absoluto y totalmente impasible introdujo toda mi excitación en su boca, comenzó a hacer su trabajo impecable, sin la menor pasión pero con una técnica exquisita.

Dos parejas pasaron a nuestro lado buscando su coche que estaba mas adelante y no pasamos desapercibidos a sus ojos, miraron y se fueron sin querer volver a mirar (nunca dejara de sorprenderme la reacción de la gente cuando ve furtivamente algún tipo de relación sexual)

Claudia levantó la cabeza

- ¿Nos han visto?
- Calla y sigue comiéndomela, no me das mucho tiempo – le expeté mientras empujaba su cabeza hasta que le llego tan hasta dentro que tuvo que frenarme.

Una vez comprobada su habilidad hice que se tumbara en su asiento.

- Vamos a acabar de comprobar si eres una buena putita..... –

Sin duda lo era, me pedía mas, no me dejaba besarla pero quería mas y más, se abría y se ofrecía, no olvidaba el tiempo y me pedía que me vertiera en ella, intentando supongo finalizar su trabajo.


Disfruté de los servicios comprados, no tenia que estar pendiente de su placer solo del mío, era un juguete alquilado y me deleite en disfrutarlo de distintas maneras, viendo como entraba y salía lentamente, sorprendiéndola con un envite brusco, o dejándome llevar por los deseos mas salvajes y haciendo golpear mis caderas lo mas fuerte posible buscando llegar a lo mas profundo de ella.

- Córrete – Volvía a pedir buscando el fin de sus servicios.
- Basta - Me quite de encima y volví a mi asiento.

Le enseñé la cantidad que le ofrecía, quiero que vengas conmigo esta noche, estarás mucho mejor en mi casa que pasando frío en la calle.

Puso sus condiciones, y se ofreció solo por hora y media. Le arrojé el dinero y acepté

Durante el camino a mi casa en el coche fui preguntándole sobre su vida como profesional, Claudia había hecho bien los deberes y me fue contando como fueron sus inicios, como prefería unos clientes a otros y como se comportaba y afrontaba al hacerlo por dinero, parecía que lo que contaba lo hubiera vivido realmente.

Cuando subimos a casa parecía contenta de haber venido, pensaba que podría pasar la noche haciendo un trabajo sencillo, en un lugar cómodo y como ella decía – Un chico como tu (al verme bien trajeado) seguro que tiene mucho dinero para gastar – pensando en acomodarse, tomarse una copa.....

No había acabado de decirlo cuando la empujé suavemente hacia el sofá en mi salón hasta que calló sentada, desabroché mi pantalón y penetré su boca, ella no rechistó, y comenzó a devolverme los servicios que había pagado.

Después de disfrutar sus labios, su lengua, sus manos en mi sexo... la levante e hice que se quedara de pie con las manos apoyadas en mi sofá. La pregunte cuanto tiempo hacia que no tenia un orgasmo y al responderme que no recordaba si hacia quince días o un mes, le ordené que no se corriera sin avisarme.



La esposé y cogí dos de mis juguetes. Comencé a jugar con ella, le introduje uno de golpe y hasta dentro que mas bien resbalo para penetrarla hasta dentro casi resbalando, y el otro se lo metí por su culito, este se iba abriendo y recibiéndolo de manera que casi no me hacia falta empujar, activé su vibración y la subí las braguitas para sujetarlos dentro.

- No te muevas ni te corras – la ordené.

Claudia estaba allí, con su lencería, de pie y apoyada en mi sofá con sus manos, gemía sintiéndose doblemente penetrada, la vibración de mis juguetes aumentaban su excitación, sus piernas temblaban, sus jadeos se hacían cada vez mas y más fuertes, su voluntad se iba doblegando al igual que sus piernas que acabaron apoyándose en el sofá.

- Te dije que no te movieras. - Le dije con tono suave pero muy imperante.

Frente a su cara desabroché mi cinturón, lo saque de golpe, vi el temor en sus ojos mientras lo recogía en mi mano...
- No... con el cinturón no – rogó entre gemidos.....


Solté mi mano para sentir como mi cinto fustigaba su culito.

- Te dije que no te movieras –

Volví a azotarla en varias ocasiones, puso sus piernas rectas de nuevo y entendió que debía obedecer.


Me estaba excitando tanto que decidí hacer mas humana la doble penetración pasando a formar parte de ella. Retiré el vibrador que tenia en su culo para penetrarla de golpe, gemía cada vez mas, y yo no podía evitar empujar cada vez mas fuerte al notar lo bien que entraba.

Al tumbarla en la cama volví a insistirla en que no llegara, y procuré hacérselo bien difícil, mis dedos jugaban dentro de ella, mi lengua recorría cada centímetro de su sexo, aspiraba, lamía, y no quería parar de comer...

No sabemos si porque ese día estaba especialmente sensible o por si los deseos y la excitación de la semana se acumularon en ese justo instante, Claudia comenzó a retorcerse de placer mientras mis manos sujetaban fuertemente sus muslos para no dejar que se retirara...

El juego acabó, continuamos en mi casa, ahora mimándola y atendiéndola como sin duda Claudia se merece, y comentando la noche los dos llegamos a la misma conclusión, puedo jugar, quizás azotar un poco, pero no soy un amo. Si yo hago daño, en lugar de salirme decir "te lo mereces" me sale un "vaya, voy a por hielo". Unos azotitos... Juegos de instrucciones... pero no gusta provocar dolor.



domingo, 9 de diciembre de 2007

Un invitado ausente





¿Qué le puedo ofrecer? Esa era mi gran duda.

Admiradora confesa de mi blog hasta el punto de sorprenderme con muchos detalles sobre los relatos que he escrito, no había quedado conmigo antes entre otras cosas por, como ella decía: “con las que este monta a ver que numerito me prepara”

Una vez explicado que yo no voy por ahí, ni con el kit de las sorpresas, ni con cinco “compinches” para liar alguna y que puedo ofrecer una copa o una cena dentro de la normalidad establecida, se decidió a ofrecerme su compañía.

No quería saber nada de nada, si yo había preparado algo, o si se me ocurría alguna travesura, me había dejado muy claro que ella además de no querer saberlo, como le diera el punto me dejaba ahí. Quería una cita normal, para conocernos sin ningún tipo de expectativa mas, idea que me agradaba enormemente, ya que parece que como escribo lo que escribo, siempre tengo que sacarme una genialidad de la manga para ofrecer algo distinto.



El imprevisto de su afonía repentina parecía amenazar nuestra cita, pero la idea de que me tuviera que hablar a susurros y tener que aproximarme mucho para poder oírla me agradaba, daba juego a la provocación.

Después de tomar un vino nos dirigimos al restaurante, y cuando entramos tuve que confesarle “deseaba llevarte a la cama lo antes posible” y fue cuando nos acomodaron en la que teníamos reservada en un céntrico restaurante de Madrid.

África es una “chica fácil”. Soy consciente de lo mal que suena, pero sin embargo lo entiendo como un gran halago. Es una chica fácil porque con ella todo es muy sencillo, conversación interesante y muy espontánea, risas, bromas, es tremendamente “fácil” sentirse a gusto y relajado con ella. Y así transcurrió la cena, entre risas, conversaciones pendientes y deseadas, no se si más por el contenido o por el deseo de tenerlas en persona y como no, ciertas y discretas provocaciones. África se acercaba peligrosamente a mí para reír o comentar, y yo jugaba con el descaro de mirar sus bonitas piernas y la blonda de sus medias que en ocasiones su vestido juguetón dejaba entrever.




Su afonía no nos dejó mas opciones, a un lugar de copas no podíamos ir, ni a ninguno con música o el mas mínimo sonido ambiente, seria imposible poder oírla a pesar de sus esfuerzos por combatir la afonía, y como estábamos a gusto y queríamos continuar la velada, fuimos a mi casa después de casi sobornar a un camarero para que nos vendiera una botella de cava.

África tiene una de esas mentes que es tan difícil encontrar. Una mente juguetona y una de las pocas, por no decir casi la única que me ha dado una brillante idea para una interesante sorpresa. En sus deseos de jugar y en concreto de jugar conmigo, me advirtió “podemos hacernos una sesión de fotos, pero hoy nada mas, solo fotos”.

Accedí, tanto por el placer de su compañía, como por la dificultad real que veía en que se quedara en solo fotos y sobre todo porque me es difícil decir no a un juego cuando viene de alguien como África.

Llegué a casa pensando que primero montaríamos una sesión, además me apetecía esa idea, la idea de contenernos, excitarnos, provocarnos y tener que abortar la sesión debido a nuestros descontrolados deseos. La realidad se anticipó.





Comenzamos a besarnos y ella inmediatamente tomó las riendas, como suele ser normal en mi y quizás por el hábito, trataba de retomarlas en algún momento, pero África sabia mantenerlas muy bien, a las riendas y a mí donde me quería tener.

No tardó mucho en desabrocharme el pantalón y comenzar a lamerme, a chuparme. Cuando yo quería acariciarla me paraba, quería disfrutar de mí, usarme a su antojo.

Me tenia sentado en el sofá, con mi sexo expuesto a sus deseos, a sus labios, a su boca mientras me miraba traviesa, viciosa y provocadora. Paraba, se paseaba, se contoneaba ante mí, mostrándome lo que yo mas deseaba y sin dejarme llegar a él. Se colocó encima de mí y fue ella quien me hizo suyo.

Ya no podíamos detenernos, al menos eso era lo que yo pensaba, eran deseos acumulados los que estábamos desatando, pero ella una y otra vez jugaba a parar, - ¿Me llenas la copa?- me estaba desesperando, estaba jugando con mi deseo, sabia hacerlo y lo disfrutaba.

Continuamos dejándonos llevar en lo que podía haber sido un momento intimo mas entre dos personas que se desean, pero ansiosos por jugar comenzamos a sacarnos fotos. La luz tenue, nuestros movimientos, nuestra pasión en ese instante no dejaban opción a buenas fotos, unas movidas, otras oscuras, y otras no precisamente las que los dos denominaríamos como eróticas.

Era conocedor desde hace tiempo de sus deseos de jugar con una cámara de vídeo. Esta vez fui yo el que paró. Conecté la cámara a la tele y comenzamos a grabar.





La fantasía y la sorpresa nos sobrevino.

- ¿Te gustaría enseñárselo a alguien?-
- Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii- respondía entre gemidos que parecían imposibles por sus susurros.

Me dijo a quien. Y desde ese momento tuvimos un invitado que se encontraba ausente.

Le dedicábamos nuestro placer, el deseo de que nos viera, de que viera como ella gozaba, disfrutaba y dejaba escapar todo su vicio conmigo, con la intención de que su amigo al ver el vídeo pudiera verla mirando a la cámara, mirándole a el mientras yo la penetraba cada vez más y más fuerte.

Queríamos excitar a nuestro invitado, me gustaba la idea de que la mirara, me gustaba la idea de que el pudiera observar la misma cara de placer que estaba yo provocando, me gustaba ver como ella cada vez se volvía más viciosa, más lasciva...

Mientras dedicábamos a nuestro amigo invisible nuestro encuentro, yo la iba provocando, haciéndola imaginar lo que seria un encuentro real entre los tres, los dos dedicados a ella a la vez, dedicados a su placer. África se excitaba mas y más y a mí me volvía loco ver como su morbo crecía sin limite, tanto que lo deseaba todo...





Apoyada con las manos y las rodillas en mi sofá me ofrecía su sexo, me obligaba a su sexo, no permitía que parara. Yo cada vez me asalvajaba mas, golpeando mas y más fuerte mientras con mis dedos iba abriendo su culito, me iba introduciendo en él, quería hacerla imaginar, hacerla sentir doblemente penetrada...

- Fóllame el culo!!!!!... fóllamelo!!!!... – Me pidió entre susurros y gemidos.

Su deseo me hacia verla aun más viciosa, más lujuriosa y eso me excitaba... dominaba y descontrolaba mis ansias de ella...

La penetre de un solo golpe. Un grito se ahogó en su delicada garganta, y tras un breve instante para que todo se amoldara, no solo yo comencé a penetrarla de forma salvaje, sino que ella me pedía aun más y más.




Parecía que no hubiera estado afónica en toda la noche, sus gemidos susurrantes eran ahora gritos de placer, yo no podía parar, no podía frenar y aún nos excitábamos mas cuando hablábamos sobre nuestro invitado, sobre lo que vería, sobre lo que participaría, sobre como él estaría debajo y los dos abriríamos sus placeres...

Sus gemidos aumentaron en volumen, intensidad y frecuencia con su orgasmo, sentir todo su placer precipitó el mío, cuanto mas fuerte era mi embestida mas notaba que se acercaba hasta que estalló dentro de ella dejándonos exhaustos y abrazados como un puzzle en el espacio del sofá.

Además del deseo que ambos llevábamos acumulado hacia el otro, habíamos invitado a alguien que aún no sabe que estuvo. Mostrarnos ante él, dedicarle nuestro placer... aumentó aún mas el morbo que generamos esa noche.

La noche continuó larga, nos hicimos fotos, reímos, continuamos deseándonos y entregándonos... Quizás se pueda entender como un “encuentro normal” Yo no lo creo, Dos mentes traviesas y morbosas son capaces de adaptar cualquier recurso para hacerla distinta, improvisar sin planificación, sin juegos pre-elaborados... ¿Qué mayor sorpresa?

Por cierto, un regalo ha resultado el olvido de la cinta en mi casa, ya que cuando he vuelto a ver el vídeo para poder ceñirme a la realidad en el relato, no he podido evitar interrumpir su escritura para recordar, para imaginar, que volvía a explotar dentro de ella.

domingo, 2 de diciembre de 2007

FANTASIAS, SORPRESAS Y HOMÓNIMA.


Cuando comencé el blog tal como explicaba en Historia de un blog . Buscaba incitar la imaginación de los posibles lectores que pudiera tener. Se que hay blogs con muchísima mas afluencia pero para mi resulta abrumador contar a día de hoy con 15.000 visitas, lo cual agradezco a todas y cada una de las personas que aquí han entrado.



Volviendo al tema, buscaba incitar la imaginación de quien pudiera leer mis relatos. Me marqué dos objetivos, que todos los relatos fueran vividos y que las fotos fueran hechas por mí, o a mí.
Además de estos, buscaba que quien pudiera leerlo se sintiera incitad@ a sorprender a su pareja, o su amante... a su alguien cercan@ con alguna idea que hubiera podido encontrar en mi blog.



Son varias las fantasias/sorpresas propuestas hasta hoy; hacerse pasar por otro El masajista y los pinceles(I El masajista) Preparar la casa como un espacio destinado al sexo (La casa del sexo) Juegos con vendas (Mi alumna, Relato en tiempo real ) Sorpresas con invitados (A oscuras , Una pareja especial , Provocando imaginación ) Sorpresas en algun local liberal (Su primer local )...
Llegados aquí, he de hacer un llamamiento a la imaginación, no es que me haya quedado sin ideas, algunas tengo ahí, y alguna podréis leer en breve, pero si me gustaría conocer ideas para sorprender que puedan estar circulando por vuestras traviesas cabecitas. Por esto os invito a mandármelas a mi correo muytraviesillo@hotmail.com.



Otra situación que me ha extrañado es la poca disposición en general que he encontrado en la gente para sorprender, para dedicarle tiempo y dedicación a una sorpresa realmente original a su amante, y como no, por supuesto a mi jejeje. Supongo que esto es debido a mi rol de “sorprendedor” que me ha generado el blog. Quizás en otro post adelante alguna de “mis” fantasías para “mí” para las que seguramente necesite algo de apoyo logístico.



Otra cosa que he buscado sin cesar ha sido a mi “homónima” Estoy convencido de que tiene que haber alguna chica tan deseosa de sorprender como yo, y no me refiero puntualmente, sino que disfrute como yo lo hago con los preparativos, la puesta en escena, el despliegue de los medios necesarios... Ya seria fantástico que además se animara a aportarnos su ideas y experiencias en un blog. Seria su lector numero uno sin duda.

lunes, 26 de noviembre de 2007

LA CASA DEL SEXO


Habíamos pasado una tarde agradable, paseando, tomando un café, charlando del todo y de la nada...

Ambos sabíamos que después visitaríamos mi casa, sabíamos que después saciaríamos nuestros más íntimos deseos, por lo que nos deleitamos en la tarde que el espléndido sol de las frescas tardes de otoño nos estaba ofreciendo.

Inma era una chica muy inteligente, con una gran agilidad mental y le fue muy fácil intuirme. Me miraba curiosa, se fijaba en mis ojos, en mi sonrisa, picara he de reconocerlo. Y ella podía leer en mi rostro.

- ¿Estas tramando algo verdad? –

JAJAJAJA... reímos, y procuré distraerla, pero era consciente de lo difícil que eso resultaba, así que procuré rendirme en dirección opuesta.

- Estuve el otro día en un Sex Shop y te compré un regalito...-

Si, confesé... Si, mentí... Pero no podía hacer otra cosa, debía desviar su acertada intuición.

Llegamos emocionados por jugar con su regalito a mi casa, ella estaba tan excitada por la idea que en la puerta antes que pudiera abrirla comenzó a recompensarme con sus cálidos y sugerentes besos.

Abrí la puerta, cedí el paso a Inma, ella pasó y yo quedándome fuera cerré la puerta, eché la llave y salí corriendo.

Casi se me escapaba la sonrisa mientras huía de mi casa, mientras huía de su lado... y la dejaba allí plantada en mi Hall, supongo que con sus hermosos ojos negros tremendamente abiertos y completamente sorprendida.

Después me confesó que se había quedado casi asustada, pensando que había hecho algo malo, o que me podía haber enfadado, con lo que nos reíamos los dos cuando comentamos como nunca me enfado por nada.

Decidió sentarse en el sofá a esperar o que se me pasara el supuesto cabreo o que apareciera con una botella de cava, - este es capaz de cualquier cosa pensó – mientras se dirigía a mi salón. Se paró, había algo que había visto que no le cuadraba y no sabia muy bien que era, tuvo que volverse a ver de que se trataba.

Una nota en el espejo:

BIENVENIDA

Hola niña, ahora te he dejado sola, para que puedas comenzar a elegir a que quieres jugar. Espero que te guste… ya me contaras.

Todos tenemos fantasías, unas son mas atrevidas y otras más sencillas, probablemente hayas cumplido muchas de las que te propongo, pero espero que te guste jugar a ellas conmigo.

Cada habitación de la casa es una habitación temática, una habitación temática sobre distintos tipos de fantasías, y en cada una de ellas encontraras un sobre con indicaciones para jugar.

Puedes elegir solo una, o empezar por una y hacer un recorrido probando también las demás. salvo la habitación salvaje, que si la quieres elegir solo podrás hacerlo si es en el primer lugar.

Todas las luces de la casa están encendidas, cuando hayas elegido la habitación, deberás apagar todas menos la de la habitación que elijas, donde me estarás esperando. Cuando estés en ella hazme una llamada perdida al móvil y el juego comenzará.


Cogida en el marco de uno de los cuadros había otra nota que hacia referencia al Hall:

APASIONADO

No quieres nada, solo que llegue, solo que llegue con mi deseo, muriéndome por besarte, por acariciarte, quieres sentir la urgencia, la necesidad de tenerte sin tiempo casi para hablarte, de tocarnos sin medida, de excitarnos como si el mundo se fuera a acabar, de no buscar una cama, de hacerlo aquí mismo, de pie, de espaldas, con el espejo….. la necesidad de no desnudarnos, la necesidad de no quitarnos la ropa, solo de retirarla, porque no tenemos tiempo para mas, no queremos perder tiempo en mas, los dos medio desnudos solo deseando la pasión del otro, sin importarnos que cualquier vecino que pase por la escalera puedo oírnos a través de la puerta.

Continuó recorriendo la casa y encontrando el resto de notas que le había dejado:

La cocina se convirtió en la sala...

ARTISTICA

¿Alguna vez te han dibujado el cuerpo? Es bonito decorar un plato, eso hace desear mas comer su contenido, ¿y si ese plato es tu cuerpo? Decorado… pintado…… dibujado… para luego ser lamido…. Comido…. Devorado…. Leche condensada… natillas… mermelada….. Una paleta de sabores para degustar…… ¿y tu? ¿Quieres dibujar?

La amplia mesa de la cocina contenia una paleta de pintor con varios pinceles de distintos grosores, y cada color era formado por un dulce distinto, natillas, leche condensada, chocolate, helado de menta, fresa...

El Aseo pequeño en el...

CUARTO DE BAÑO DEL AVION.

Estas en un vuelo, has ido al cuarto de baño, cuando vas a salir entra un chico, os tropezáis, él cae dentro, y por accidente la puerta queda encajada sin que se pueda abrir. Os miráis y os quejáis de que no podáis salir, pero el espacio es muy reducido…. Estáis muy juntos… casi cuerpo contra cuerpo…. Cuando estáis intentando abrir la puerta tenéis que dejaros sitio el uno al otro…. Pero es demasiado poco espacio para que al moveros no os rocéis, tu pecho… su pecho…. Vuestras caderas o él por detrás….. Notas que el se pone nervioso… que le gustas… que te desea…. Cada vez habláis mas cerca…. Tú no te imaginas que vaya a pasar nada, ¿que podríais hacer allí? ¿En un espacio tan pequeño? ¿Y si alguien quiere entrar? ¿Y si alguien os oye?

La habitación pequeña en la habitación de la...

DOMINATRIX

¿Quieres un juguete? ¿Un juguete solo para ti? ¿Dispuesto ha hacer cualquier cosa que tu desees?, o ¿que le hagas cualquier cosa que tu desees? Aquí tienes una silla, y pareos para hacer lo que quieras, atar las manos… vendar los ojos….. Puedes excitarle y luego retirarte…. Hacerle desear….. Despliega tu imaginación...

El cuarto de baño en la sala de cuidados de la...

PRINCESA

A las princesas se las cuida…. Se las mima… y se las lava…. Y aquí te lavaría con agua calentita.. Jabón… todo tu cuerpo…enjabonándote…. Con cuidado…. con mis manos… y luego con mi cuerpo……

El salón en la habitación...

TECNOLOGICA

¿Te has visto alguna vez por la tele? Mírate… muévete…. La cámara no esta grabando, pero puede hacerlo si quieres…….. ¿Quieres probar?

Mi habitación en la sala...

TANTRA.

Aquí es la lentitud la que reinará, un masaje por tu espalda…. Tus pies…. Piernas… muslos…. Glúteos……y después boca arriba, por los brazos…… tu torso…. Tu pecho…. Tus piernas….. En lo mas intimo de ti…. Muy lentamente……….

La habitación de invitados la sala...

SALVAJE

¿Alguna vez has fantaseado con ser forzada? Si es así quédate en esta habitación.

No sabes que ha pasado, acabas de despertarte encerrada en esta habitación, ¿cómo has llegado aquí? No lo sabes…. Conociste a un chico… tomaste algo con él… y subiste a su coche… y desde ahí no recuerdas nada….. ¿Te echó algo en la bebida quizás? ¿Dónde esta él? Notas tu ropa interior húmeda….. ¿Por que? ¿Quizás ha estado aprovechándose de ti mientras dormías? ¿Que va a hacer cuando llegue? Quizás quiera forzarte……. Has de salir de la habitación… en cuanto él quiera entrar, intentaras salir no quieres estar ahí, él echo de imaginar que te va a forzar te hace aflorar el miedo, muchos miedos…. ¿Que te hará? ¿Y si te gusta? No puedes permitirlo…. Has de huir en cuanto habrá la puerta.

NOTA:
No puede haber dolor, y si en algún momento del juego quieres pararlo en seco solo has de decir tu nombre, si dices un “NO” o “PARA” no valdrá de nada, solo tu nombre para el juego y en el momento que lo digas, el juego parara en seco, sin que haga falta que des ninguna explicación.


Conocía bien a Inma, y cuando me hizo la perdida creía saber que luz estaría encendida y no me equivoqué. Todas las luces de mi casa apagadas salvo la de la habitación de invitados...

Me dirigí allí, abrí la puerta suavemente y allí estaba ella, tumbada, parecía casi realmente somnolienta, en cuanto me vio abrió sus ojos aterrorizada y salió corriendo hacia la puerta, salvo que yo me encontraba en su camino hacia su huida.

La sujeté y en el tono más obsceno que pude susurrar le dije: - Tranquila guapita, te va a gustar...-
Inma empezó a gritar, a negar, tan alto que tuve que taparle de verdad la boca con mi mano para evitar escandalizar a los vecinos. Inma comenzó a pelear, me dio dos golpes considerables, uno en la cara y otro en el estomago, me costaba mucho sujetarla, no tanto por la fuerza que ella pudiera ejercer como por la desesperación con la que intentaba zafarse.

No podía creerme la manera en la que se había metido en el papel, lo estaba viviendo, Dios!!! Que actriz a perdido el cine.

Yo mientras continuaba sujetando sus manos con las mías, forzando la entrada de mis caderas entre sus piernas, y lamiendo su cara, sus labios y sus senos ya al descubierto por el forcejeo de la manera más obscena y soez de la que era capaz.

Susurraba a su oído el deseo que tenia de hacerla disfrutar...

- No te resistas zorrita... –
- Estoy seguro que cuando llegue a tu coñito va a estar empapadito...-
- Ahora me dices que no quieres pero a ver que dices cuando sientas mi polla follándote..-

Casi me ruborizo al repetir estas palabras ahora.

Sujetando sus manos con una mía, aprovechaba para desabrochar mi pantalón, dejar mi sexo erecto libre, para adentrase debajo de su falda, para presionar sobre sus braguitas haciéndola sentir todo mi deseo.

De un tirón brusco que la hizo incluso quejarse arranque de un solo golpe sus braguitas, acerque mi cara a la suya y mientras me las acercaba para olerlas le susurraba...


- Estas cachonda putita... ¿has visto lo mojadas que las tienes? –
- Tu no me dejas, tu me dices que no, pero tu coñito me esta diciendo fóllame...-

No había acabado de decirlo cuando de un solo empujón entre en lo mas profundo de ella, estaba tan excitada que casi resbale hacia su interior.

Inma ahogó sus quejidos en un profundo gemido. Yo comencé a empujar fuerte, lascivo, vicioso...

Ella a pesar de continuar resistiéndose no podía evitar gemir, cada vez mas, no para de insultarme...

- Carbón, cerdo, eres un hijo de puta, déjame... deja.. mee... deja.... mmmmm

Notaba como cada vez el placer se adueñaba mas de ella sin dejarla ejercer el papel tanto como quisiera, lo intentaba pero con cada embestida gemía mas y más... hasta que estallo en un orgasmo que no había visto antes en ella.

Me excito tanto que no pude reprimir el mío. Salte rápidamente a su cara para verter toda mi esencia en ella...

- Bebe... Bebe... – le ordenaba ahogándome yo ahora en mi propio orgasmo...

Cuando acabe, lamí sus labios y le susurré...

- Eres una zorra... te dije que te iba a gustar...-

La esperé en mi habitación y cuando entro me dedique a su placer, a un placer lento en contraposición con el anterior, bañándola en besos, caricias... Con lentitud, con cariño...
Quizás la visita a otra de las habitaciones sea motivo algún día de otro relato.

domingo, 18 de noviembre de 2007

DESPERTANDO



Desconozco los motivos, pero desde un poquillo antes de mis vacaciones en Tanzania, había entrado en una especie de letargo, estaba perezoso, hogareño... No tenia en mente ninguna travesura maléfica para sorprender.

Poco a poco durante las ultimas semanas me he ido encontrando poco a poco más y más inquieto, mas y más pícaro, mas y más deseoso, en definitiva, mas y más travieso jejeje.

Han sido varios meses muy poco productivos en cuanto a relatos se refiere, creo que tengo ganas de volver a escribir, de volver a sorprender, de volver a excitar...
Nos vemos muy muy pronto.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

SU PRIMERA MANO.


Habíamos comentado varias veces nuestras fantasías durante nuestros primeros encuentros y cuando le contaba como disfrutaba en encuentros veía como sus ojos se tornaban mas y mas lascivos...

Aun no habían reformado encuentros, y allí fuimos. Recorrimos el local y le iba comentando como suelen ser allí las cosas, las características de cada sala...

Cuando nos sentamos a tomar una copa ella no hacia mas que preguntarme, la visión de gente desnuda, gimiendo, disfrutando ante sus ojos despertaban sus mas inconfesables fantasías, estas crecían aun mas cuando era consciente de la cercanía de ellas, cuando era consciente que esa noche quien sabe cual podría cumplir.

No tardamos mucho en comenzar a besarnos, a acariciarnos. Mis manos comenzaban a explorarla, jugueteaban en sus pechos, buceaban bajo su falda y ella disfrutaba de las miradas excitadas de una pareja realmente atractiva que se sentaba frente a nosotros.

Cuando mi mano quedo empapada por su excitación, cogí su mano y la lleve al cuarto oscuro.

La oscuridad y los gemidos que nos rodeaban hacían sentirse a Alba con una excitación que nunca había experimentado. Me besaba alocada, asalvajada, cogía mi mano y la empujaba para que la penetrara con mis dedos mas fuerte y mas dentro, empujaba su cadera hacia mi para sentir mas mis caricias en su clítoris.

Pude ver como una pareja se situaba cerca de nosotros, le dije a Alba que les mirara y lo hizo, tímidamente...

El era un chico alto 1,90 o 1,95 cuerpo atlético y muy atractivo, ella una preciosa chica rubia de pelo largo alborotado y curvas de vértigo.

Alba me sonrió, y volvió a besarme. Supongo que le excitaba que ese chico estuviera cerca de ella, pensar que podría excitarse con los gemidos que yo la provocaba, que podría desearla...


No pasó mucho tiempo cuando noté como se atenazaba a mí. Una mano comenzaba a acariciar sus nalgas. Me miró, la mire travieso, y mientras continuaba mirándola, continué excitándola con mis húmedas caricias en su sexo.


Cerro los ojos, se abandono al placer que le producía sentirse acariciada por delante y por detrás. Sentir que las manos de ese chico y la mía se unían con el único propósito de su placer, con el único objetivo de su deseo.

Cogí la mano que la acariciaba y la guié hasta la humedad que yo acariciaba, y la deje encauzada para que continuara introduciendo los dedos mientras ella respondía con jadeos y casi arañando mis hombros.

Noté como sus caderas se movían acompasadas, como pedía mas... De vez en cuando yo participaba en las caricias.

Ella sentía su coñito empapado por la excitación de las caricias de varios dedos simultáneamente, se agarraba a mí, me acariciaba, me excitaba y para mí la situación era preciosa.

Sus jadeos fueron subiendo, era incapaz de contenerlos, susurraba sies temblorosos, hasta que acabo estallando en un orgasmo con el que la tuve que sujetar ya que sus piernas no la sostenían.

Se recostó en mi disfrutando aun del latente final de su orgasmo, y me susurro.

- Que bien me ha tocado este chico...

Fue ahí cuando por fin pude liberar mi secreto, la mire a los ojos, puse mi mayor cara de pillo y le dije

- No ha sido el chico....

Ella me miro asombrada, me había contado varias veces como fantaseaba con una mujer, y ahora, acababa de tener un maravilloso orgasmo a manos de una sin saberlo.

Nos dio la risa y tuvimos que salir. Continuamos la noche con un chico y dos chicas muy simpáticos que encontramos, y continuamos explorando deseos, fantasías, ella experimento con mas chicas...
Su primera mano femenina... fue sin saberlo.

jueves, 18 de octubre de 2007

Una dulce guerra

Sin duda soy muy juguetón, leyendo mi blog es fácil comprobar lo que me motiva crear situaciones morbosas, nuevas, diferentes en lo que digamos a "encuentros intimos se refiere".

Pero hay otro apartado con el que disfruto tremendamente, una dulce guerra.

Me encanta cuando encuentro una gran oponente, alguien con ganas de jugar, de plantar batalla. Cuando he comentado esto con alguien siempre me han dicho - claro, tu disfrutas ganando, dominando...- Es absolutamente cierto, si me doy a una guerra, disfruto con cada batalla que gano, con cada momento de dominación que ejerzo. Nada mas excitante que tener a tus pies a una gran rival.......

Lógicamente, ahí no queda todo, esa guerra no seria interesante si la oponente no fuera capaz de dar calidad a las victorias, y eso solo puede hacerlo ganándome, dominándome, haciéndome estar a sus pies.

Por eso disfruto tanto de sus victorias como de las mías, un enfrentamiento reñido hace interesante el encuentro.

Cuando en Tae Kwon do combate un cinturón negro contra uno blanco, tiene la victoria asegurada, pero es una victoria demasiado fácil, no tiene ni porque esforzarse.

Ver a dos cinturones negros enfrentarse, con su valentía, con una técnica perfecta, con ataques medidos, y defensas ágiles, es un verdadero placer.

Estoy deseando esbozar mi sonrisa, será la misma en las victorias que en las derrotas.

domingo, 30 de septiembre de 2007

Mi alumna


Habíamos estado en contacto algún tiempo, sobre todo mails y alguna conversación mas larga por msn. No quisimos hablar por teléfono, no quisimos conocer nuestra voz, ni nuestras caras. Dentro de nuestras fantasías habíamos repartido los papeles que deseábamos jugar, ella la alumna aplicada, y yo el profesor exigente.


Tras unos 300 kms llego a mi casa, yo la esperaba vigilando la calle desde mi terraza, cuando vi el coche aparcado envié un sms y ella siguió las instrucciones.

La puerta estaba abierta, una nota la esperaba: PONTELO. No solo era la nota, un antifaz que no la dejara ver nada era su primer anfitrión.

Cuando se lo puso salí a recibirla. Preciosa, su larga rojiza melena caía ondulada sobre sus hombros, una blusa semidesabrochada dejaba entrever unos senos firmes, tersos y deseosos de caricias. Una minifalda tableada le daba un aire infantil, ese aire de alumna que los dos deseábamos crear.

Comencé a jugar con ella, hablándole al oído, acercando mis labios a su cuello, a los suyos sin llegar a rozarlos.

Ella pedía verme, llevábamos tiempo con ganas de encontrarnos por fin, y yo conocía perfectamente su deseo de oírme de verme por fin, las fotos que habíamos compartido solo no dejaban ver las caras, era parte del juego.

No hay nada más erótico que abonar el deseo y bajo esa premisa decidí hacer crecer el suyo, hacerle esperar en todo lo que deseaba.

Yo disfrutaba desenvolviendo el bombón que tenia enfrente de mí, desabrochando su blusa, recorriendo sus piernas, comenzando a disfrutar de sus senos, sin llegar presionar su deseo. La giraba, la miraba, la oía, disfrutaba de antemano.

Me excitaba esa situación de control, y notaba su excitación al sentirse en manos de alguien a quien no había visto, no había oído, completamente entregada...

La acompañé al salón, la senté, y poco a poco fui abriendo sus piernas, comencé a degustar ese precioso regalo, a besarla, a hundirme en sus piernas, a explorar toda su humedad, toda su excitación. Notaba como se arqueaba, como derrochaba deseo por todos los poros de su cuerpo.

Los dos nos encontrábamos completamente excitados, no pude mas, y di rienda suelta a nuestros deseos, primero arrodillado yo bebí de ella, después arrodillada ella recorrió mi sexo o mi sexo recorría su boca con los movimientos de mis caderas, y sobre el sofá gozamos de distintas formas, mientras ella me pedía que le retirara el antifaz.

Quería verme, y cual fue su sorpresa cuando me vio, a mi y a ella, en la pantalla de mi televisor...

Tranquila, tal como acordamos, la cinta esta borrada.
Besos

miércoles, 15 de agosto de 2007

Tres condones

Tres condones, un par de gafas de sol, las de aventura y las de vestir, una guia sobre mi destino, Tanzania y un paquete de tabaco. No se porqué miro la mesa de mi salón y se que todo esta listo para mi viaje. Un billete de avión de ida y vuelta, mi mochila y las ganas de adentrarme en lo mas profundo de África sin mas preparativo que mi guia de viaje.
He vivido muchas aventuras, unas en la montaña, otras bajo el mar y muchas otras gracias a este blog. Ahora me espera una nueva y algo me dice que será una de las mas apasionantes que alguien pueda vivir.
Me dirijo al oeste de Tanzania, no es un lugar turístico, por lo que he leído casi nadie va por allí, solo se puede llegar pasando tres o cuatro días metido en un tren tanzano. Una vez allí, deberé buscar a alguien que me pueda llevar a ver la fauna mas salvaje, a pie, no montado en un todo terreno, sino metido de pleno en la naturaleza.
Tiempo de vacaciones, de aventuras....
A todos y todas los que habéis pasado por aquí, os agradezco vuestra visita y os espero en septiembre. Pasad unas grandes vacaciones y vivid todo lo intensamente que podáis.

martes, 10 de julio de 2007

Un poco perdido....

Si, así es como estoy, un poco desaparecido ultimamente, por eso no participo tanto en los blogs en los que participaba antes, o quizas tarde mas en contestar mensajes. Digamos que se me han juntado varias cosas, una epoca de sorprendente actividad laboral junto a un posible ascenso, retomar muchas actividades que tenia un poco de lado, la montaña, el buceo... y la preparación de mi viaje a lo mas profundo de Tanzania y como no, disfrutar un poco de la soledad y la tranquilidad de mi casa...Quien me conoce ya sabe que soy como el Guadiana, y que aunque desparezca a veces, no me olvido de la buena gente.Eso si, no dejeis de escribirme jejejeeje que sea cuando sea respondo siempre.

domingo, 8 de julio de 2007

Relato en tiempo real (su recuerdo)


Es tarde, apenas he dormido seis horas, y mañana tengo que madrugar mucho ya que salgo de viaje pero no podía irme a dormir sin escribir, algo más que unas líneas me temo, sobre la gran noche que viví ayer.

La cara interna de mis muslos aún está dulcemente dolorida por la potencia de sus embestidas y mi abdomen y mis brazos aún se resienten por el esfuerzo realizado......pero estas pequeñas molestias han sido enormemente compensadas y, por otro lado, me sirven de recuerdo constante de lo vivido.

A media tarde intercambiamos un par de mensajes para concretar la hora de la cita. Yo le dije que estaba nerviosa e intrigada con respecto a la sorpresa que me iba a preparar y él me respondió que le encantaba tenerme así......
Pasé la tarde deambulando por la ciudad; llevaba todo el mes encerrada en casa por culpa de los exámenes y necesitaba oxigenarme, empaparme del bullicio de la ciudad, sentir el calor del sol, no pensar. Estaba un tanto nerviosa, sumida en la incertidumbre, y necesitaba distraerme.....Fui al McDonalds de Gran Vía con Montera, me pedí un café y un muffin y subí al piso superior, donde me senté en una mesa junto a un gran ventanal, a hacer tiempo leyendo una revista y contemplando el panorama.....Intercambié una serie de mensajes con mis amigas curiosas; Ana me dijo que me aprovechara de él todo lo que pudiera y le diera un morreo de su parte, cosa que hice, aunque no adelantemos acontecimientos. Clara, por su lado, quiso saber si la sorpresa sería versión light o completa, ya que ella conocía los detalles de ambas por boca de Traviesillo, aunque no me los había desvelado, desde luego. Yo estaba completamente a oscuras al respecto, no sabía que me iba a hacer, si habría atracción entre ambos, no sabía nada y no quería pensar en nada, así que dejé la cafetería y estuve caminando por el centro: opera, sol, carrera de san jerónimo....Los mensajes de Traviesillo se sucedieron, incluso hubo una llamada telefónica. Él parecía disfrutar mucho sabiendo que me tenía curiosa, intrigada, expectante, nerviosa, a merced de lo que el quisiera prepararme. Sabía que iría con traje a la cita y eso me encantó. Yo sólo le dije que, a parte de ir enfundada en mis inseparables zapatos de tacón negros, vestiría una falda entallada con sorpresa incluida. Yo también quería hacer crecer en él la duda, la curiosidad. Él, por su parte, quería excitarme con su sorpresa, despertar mis deseos más morbosos, según me confesó.

Finalmente, me ordenó por sms que me dirigiera a la calle en la que habiamos quedado, el número 15 y le esperara allí. Yo, obediente, cogí un autobús hacia el lugar, bajándome a una parada de distancia para poner en orden mis ideas antes de tenerle frente a frente. Le contesté que me dirigía al lugar subida en mis tacones negros, con ánimo de encender un poco la situación. Una vez allí él me escribió:

“Pasa a la cafetería que tienes al lado sin mirar a nadie. En cuanto traspases la puerta gira a la izquierda y baja las escaleras que llevan al baño. Entra en el lavabo de la derecha de los 2 que hay en el de chicas. Cuando estés mándame un sms que diga ya”

Un tanto nerviosa aún, aunque por encima de todo curiosa y expectante, cumplí sus ordenes. En seguida recibí un nuevo mensaje, que decía:

“Busca detrás de la papelera. Hay una bolsa de Zara. Coge lo que hay dentro y póntelo muy bien colocado. Cuando estés lista mándame un ya”

Busqué detrás de la papelera cómo me había dicho y encontré, muy bien escondida, la bolsa de Zara, de la que extraje riéndome coquetamente un antifaz dorado y negro, que enseguida me coloqué con cuidado, no sin antes enviar mi sms de respuesta. Tras unos segundos comencé a oír los pasos lentos, y aparentemente masculinos por su sonoridad, de alguien que entraba en el baño de mujeres. Inmediatamente supe que era él; sonreí nerviosa, quizá me mordí los labios y mi cuerpo apoyado contra la pared se puso en tensión.....sentí como la puerta se abría y alguien entraba dentro del pequeño habitáculo. Se colocó frente a mi, a un metro de distancia, y a pesar de no poder verle sentí claramente su presencia. Comenzó a hablarme despacio, con voz grave y sensual....había excitación en esa voz y también cierta ansiedad. Enseguida reconocí su voz, esa voz que había encendido aún más si cabe alguna noche de verano a través del teléfono....

Echó el pestillo del baño y me lo hizo saber, describiendo el momento que estábamos viviendo desde fuera, cómo en uno de sus relatos: ”...allí estaba ella, encerrada en el baño con un desconocido........Ha echado el pestillo, ¡que me irá a hacer!, pensó ella...” me susurró. El miedo iba dando paso a un sentimiento difuso de excitación que crecía dentro de mi pecho. Mis labios permanecieron entreabiertos mientras mi cuerpo se arqueaba inconscientemente apuntando hacia él. Traviesillo se aproximó a mi y me siguió susurrando, cada vez más cerca del oído:......”Él estaba allí, observándola, repasando su cuerpo con la mirada: sus tacones negros, la abertura de su falda, su pecho, sus labios entreabiertos”....continúo en voz tenue, muy cerca de mi boca....”ella esperaba que la besara pero no lo haría, a pesar de la visión de sus labios, que esbozaban una pequeña sonrisa....” Mis brazos descansaban a lo largo de mi cuerpo y él tomó una de mis manos para llevarla a su cara. Pude tocar cara, sentir la masculinidad de un rostro a medio afeitar, y oler levemente el aroma de su piel, mezcla de tabaco y perfume.

“Con una mano exploraría los rincones del cuerpo de él y con la otra repetiría esos mismos movimientos sobre su propio cuerpo” dijo, y no pude hacer otra cosa más que acatar sus órdenes. Estaba deseosa, quería tocarle pero no me atrevía, y a la vez pensaba que estaba cometiendo una locura. ¿Qué hago yo encerrada y vendada con un desconocido, en un baño? me decía a mi misma, ¿Y si él....? sin siquiera atreverme a terminar la frase en mi mente. Finalmente fui deslizando mi mano por su cuello, rodeando sus hombros, acariciando su pecho....hasta llegar a la cadera, repitiendo simétricamente esos movimientos al acariciar mi propio cuerpo. Cada vez le sentía más cerca de mi, su respiración, un tanto agitada, caía sobre mi cuello, y yo sólo deseaba que me besara, que me tocara de una vez. Seguí acariciándole tentadora aunque inocentemente, y en un momento dado, viendo que mi cuerpo respondía, le llamaba, él se apretó fuertemente contra el mío. Mis brazos le rodearon y siguió hablándome al oído....”ella podía sentir la excitación de él traspasando la tela”.....Pude notar su erección contra mi abdomen y sentir esa excitación, sin que el llegara aún a adivinar el grado que había alcanzado la mía.

“Ella deseaba que la besara pero no lo haría, aún no” susurro y se apartó de mi para arrodillarse. Me acarició las piernas muy suavemente con sus dedos revoloteando sobre mi piel, desde las rodillas hasta alcanzar la mitad del muslo. Mis piernas se abrieron ligeramente y sus manos exploraron un poco más arriba, debajo de la ajustada falda, llegando a tocar la cara interna de mis muslos en movimientos que avanzaban y retrocedían, encendiendo aún más mi deseo. Yo permanecí muy quieta pero cuando rozó la tela de mis braguitas se me escapó un suspiro, que él tomo como invitación, deslizando una de sus manos en lo más profundo de mi falda para acariciarme por detrás, apenas tocando mis nalgas. Retiró sus manos, se puso de pie y tomando la larga cremallera de mi falda, que subía diagonalmente hasta la cintura, fue descorriéndola muy despacio. Volvió a jugar con la cara interna de mis muslos pero sus dedos comenzaron a tropezar cómo por accidente con mis braguitas. Poco a poco las leves caricias sobre mi sexo se hicieron más evidentes.....”Estas totalmente empapada” me dijo, sorprendido y excitado.....Justo cuando iba a traspasar la barrera de mi ropa interior, justo cuando mi cuerpo demandaba a gritos sus caricias, me dijo “te espero en la barra”, abrió la puerta y se marchó, dejándome allí. Me quité el antifaz, aún descansando apoyada contra la pared, sonreí golosa y divertida, y traté de componerme antes de subir a encontrarme nuevamente con él.
Caminé hacia él, nos miramos y reímos. Mi primer impulso fue darle dos besos, llevada quizá por la costumbre. Me sonrío pícaramente...”¿Después de todo esto me vas a dar dos besos en la mejilla? me dijo divertido, al mismo tiempo que tiraba suave pero rápidamente de mi muñeca para acercarme a su cuerpo. Deslizó su otra mano en mi nuca, nuestras lenguas se encontraron en esperado abrazo y ambos sentimos como mi piel se erizaba......Me besó el cuello sensualmente y ambos tomamos asiento en la barra del bar. Yo aún no era consciente de que la noche no había hecho más que empezar.



Pedimos algo para beber en la misma barra. Sonreíamos divertidos, emocionados por la travesura, y yo le estudiaba curiosa, igual que él había hecho previamente en el baño. Es un hombre alto, rubio oscuro, de pelo largo y sedoso, con anchas espaldas, masculino pero delicado en el trato, con manos grandes y terriblemente varoniles. Su cuerpo lo había contemplado ya en el pasado, en las fotografías que solía colgar en su blog, pero no así sus ojos oscuros, que parecían de alguien de más edad. Llevaba traje azul marino de raya diplomática y corbata, que le sentaba muy bien.

Me dijo que le había encantado sentir cómo mi piel se erizaba al besarnos y volvió a posar sus labios en mi cuello....Una vez más, mi piel respondió al contacto y se me puso la carne de gallina. Nos alejamos un poco, “me encanta” dijo entre sonrisas, y yo sólo pude mirarle sonriendo tímidamente mientras bebía de mi copa, pues estaba sedienta, excitada, y nerviosa.

Hablamos de cientos de cosas, la conversación surgía natural entre nosotros, nuestros cuerpo estaban relajados y próximos. Me acariciaba levemente el muslo, “que suave” dijo, aunque su mano iba adentrándose cada vez más debajo de mi falda, entre las piernas,.... “podrían vernos” dije yo algo inquieta pero ansiosa por que me tocara,.....” la gente nunca se da cuenta de estas cosas, a menos que tu quieras” me dijo, “¿ves? Nadie nos mira, ni los camareros.....están todos a los suyo” y al decir esto deslizo su mano aún más profundamente hasta rozar mi sexo por encima de las braguitas. Mis ojos se entornaron una fracción de segundo pero enseguida reaccioné dirigiéndole una mirada que decía “me encanta lo que estás haciendo pero no seas travieso, no sigas”. “Eres un poco malo, Traviesillo” le susurré un tanto acalorada. Se quedó en silencio, sus ojos penetraron intensamente los míos, y buscó ávidamente mis labios y nos fundimos en un beso húmedo y jugoso.



“Que curioso” comenté, “no me había dado cuenta de que llevabas corbata cuando estábamos abajo, si lo hubiera sabido hubiera tirado de ella así” y la agarré tirando ligeramente de él hacia mi, dirigiéndonos ambos penetrantes miradas llenas de intención, entre sonrisas.

Estábamos sentados, uno enfrente del otro pero muy próximos. Hablábamos sin parar, aunque cada vez más a menudo Traviesillo interrumpía mis palabras para besarme en la boca y después de abandonar mis labios seguir jugueteando por mi cuello. Yo me sonrojaba, sonreía deleitándome con sus besos, siempre controlando quien nos miraba, con una mezcla de curiosidad morbosa y vergüenza. Sus manos descansaban sobre mi; una acariciaba mi muslo, que asomaba desnudo por la cremallera entreabierta,...”que piel tan suave”...susurraba él...., la otra mano se posaba sobre mi cadera, a penas rozándola,....”siento escalofríos cuando me tocas así,....¡y eso que sólo me estás tocando la cadera!” le dije entre risas, sin poder librarme de una dulce sensación de indefensión, de deseo. Tomó una de mis manos y entrelazándola con la suya se la llevo a los labios para besarla.......Mi piel pedía su piel desesperadamente.....

Abandonamos el café para tomar su coche y dirigirnos a Talismán. No fue difícil tomar la decisión; en un principio, llevados por la atracción y la avidez con que nos deseábamos pensamos en regresar al baño del café pero lo descartamos por arriesgado e incómodo. Él me propuso ir a Talismán y yo acepté sin reticencias pues tenía buenas referencias del local y, sobretodo, porque confiaba en él plenamente. Es curioso cómo a veces conoces a personas que instantáneamente te generan confianza y con las que te sientes cómoda para hablar de cosas que no revelarías fácilmente a cualquiera. Eso me pasó con Traviesillo y fue lo que hizo que la noche fuera tan especial.

Había aparcado el coche enfrente del café, a unos metros. Nada más salir me estremecí con el fresco de la noche y él se quitó su chaqueta para cubrirme.....”siempre he querido hacer esto”....y yo la acepté agradecida y enternecida por el gesto. Me abrió la puerta del coche para que subiera y después tomó asiento él mismo y, sin mediar palabra, nuestras miradas se fundieron en la oscuridad del coche aún apagado y comenzamos a besarnos como lobos hambrientos. Mi cuerpo se apretó con fuerza contra el suyo y sus manos se deslizaron rápidamente para subir la cremallera de mi falda hasta más allá de la cadera. “Cuando te toqué en el baño, ¡estabas tan húmeda!.....eso me puso a cien” dijo en voz baja deslizando sus dedos dentro de mis bragas. Comenzó a excitarme con sus manos, con su lengua aún en mi boca. “Dentro, dentro, métemelos dentro”....susurré ansiosa, e introdujo sus dedos en mi sexo, profundamente, prosiguiendo con rítmicos movimientos. Mis manos viajaron por su cuerpo, aún por encima de su ropa, y fueron a dar con la dureza de sus pantalones. ¡Que excitadísima estaba yo en ese momento! y él me lo hacía saber...”estás muy mojada, chorreando” me decía....” yo siempre estoy mojada” le contestaba sin mentir. Estábamos en plena calle, aparcados en la acera, pero el deseo era grande y afortunadamente no pasaba nadie. A pesar del momento de locura conseguimos tomar el control, nos recompusimos y emprendimos rumbo al local. Durante el trayecto charlamos y el siguió acariciando mis muslos, acompañado a veces por mi mano sobre la suya, en un gesto íntimo. Me encantaron sus manos, grandes, varoniles, de dedos fuertes, pero delicadas en sus caricias.

Entramos en Talismán y nos dirigimos en primer lugar a la barra del local, que parecía la de cualquier pub normal y corriente. Pedimos un par de copas y Traviesillo me estuvo enseñando el local, que era muy amplio ya que ocupaba las tres plantas de un chalet. Antes de eso habíamos dejado en las taquillas mi pesado bolso y su chaqueta, para movernos con mayor libertad. El último piso, la buhardilla, fue el último que visitamos y el que me pareció más agradable. Tenía la escalera justo en el centro y alrededor, bajo altos techos inclinados, había camas bajas corridas, casi como tatamis, bordeando la pared, envueltas en una tenue luz azul y sembradas de cojines aquí y allá.

Dejamos las copas en una repisa y Traviesillo tomó asiento en una de las camas, aún vacías. Yo permanecí de pie unos instantes, hasta que Traviesillo tiró de mi....”¿nos quedamos aquí un rato?” me dijo con ojos pícaros.....y yo, entre sonrisas tan traviesas cómo las suyas, me dejé caer a su lado...

martes, 3 de julio de 2007

RELATO EN TIEMPO REAL





Llevábamos varios días hablando, preparando la situación. Claudia, evidentemente no sabia que tipo de sorpresa le esperaba, ella jugaba entre la provocación y la precaución de quedar con un desconocido habiendo aceptado jugar a algo que no sabia que era.

Claudia me había comentado que le generaba mucha confianza, y supongo que entre eso, y la idea de que al verme en persona le generaría aun más, le daría el empujoncito que necesitaría para atreverse a adentrarse en una de mis sorpresas.

Nada mas alejado de la realidad, si lo que esperaba era verme, eso fue lo último que hizo, verme...

Habíamos quedado en una cafetería céntrica de Madrid, en realidad la había citado en el portal de al lado, y cuando llegó me lo hizo saber con un mensaje, tal como la había indicado.

He de admitir que ese juego de dominación, de ir indicando que ha de hacer una chica cada vez me gusta más.

- Pasa a la cafetería que tienes al lado sin mirar a nadie. En cuanto traspases la puerta gira a la izquierda y baja las escaleras que llevan al baño. Entra en el lavabo de la derecha de los 2 que hay en el de chicas. Cuando estés mándame un sms que diga ya-

Ella obedeció y tras unos breves instantes que aproveché para pagar, recibí el ya esperado.

- Busca detrás de la papelera. Hay una bolsa de Zara. Coge lo que hay dentro y póntelo muy bien colocado. Cuando estés lista mándame un ya-


Fue el siguiente sms que le envié y después de su confirmación la cual esperaba en el lavabo de chicos me colé en el de mujeres, en el baño donde estaba ella.

Entré, eché el pestillo y me quedé callado frente a ella, buscaba aumentar su nerviosismo.

Callado la observaba, recorría su cuerpo con mi mirada, creo que lo hice tan intensa y detenidamente que pudo sentir como se posaba sobre ella, como la recorría cada centímetro.

Pude ver a Claudia, pegada a la pared, quieta, rígida casi, sin saber que podía suceder. Llevaba puesto el antifaz que le había dejado en la bolsa de Zara escondida detrás de la papelera, lucia sus preciosos zapatos negros de tacón, creo que nunca había visto unos zapatos tan sensuales, y una preciosa falda entallada hasta la rodilla en la que pude descubrir la sorpresa que me había anunciado, una apetecible cremallera que la recorría en diagonal hasta su cadera...

Me acerqué, casi pegado a ella quería que sintiera mi proximidad, mis labios acercándose sin que supiera si se dirigirían a su cuello, a su oído, a sus hombros...

Comencé a susurrarle el relato de lo que en ese instante estaba sucediendo.

Claudia estaba nerviosa, excitada al mismo tiempo, notaba como el estaba casi pegado a ella. Cuado echó el pestillo sintió como un escalofrío la recorría, mil pensamientos se agolpaban en su mente. Dios!!!! Estoy aquí encerrada con un desconocido, a su merced, vendada, creo que me he pasado, que es una locura. Pero la excitación pugnaba fuerte contra su miedo, sus piernas temblaban, fantasías soñadas durante tiempo viajaban por su cabeza, un desconocido que sin mediar palabra introduciría la mano por debajo de su falda, que se apoderaría de ella... Su sexo comenzaba a reaccionar, cada vez se sentía mas húmeda.

Dio un respingo cuando el cogió con firmeza sus dos manos, pensaba incluso que era para sujetarla y que no pudiera defenderse.

El llevó una de las manos a su cara, y dijo:

- No puedes verme, no con la vista, hazlo con tu mano, mírame donde quieras, recórreme, explórame, y tu otra mano, que te recorra por los mismos sitios que tu a mí.

Claudia comenzó a explorar su cara, buscaba su mentón, sus labios, cubrirla entera, bajaba por su cuello directa hacia los hombros y los brazos, entreteniéndose en el pecho. Ella sentía lo mismo que el, su mano recorría su cuerpo excitado y notó como al tocar su propio pecho se excitaba aun más, lo hacia presionándolo, como le presionaba a el, su sexo excitado, húmedo, su pecho reaccionando a sus propias caricias...

Continuó buscando su espalda, sus nalgas, sus caderas, hacia pequeños acercamientos al sexo de ambos, quería tocarlo, pero aun seguía algo asustada, no sabia que podía desatar.


Mientras Claudia sentía mi voz pegada a su oído, mi calor al narrarle todo lo que estaba sucediendo, mis labios bailando desde las proximidades de su oído hasta la cercanía de sus labios, casi rozándolos yo continuaba narrando...

La cercanía de sus labios casi besándolos mientras ella entreabría los suyos, esperando ser besada hacia crecer su deseo, su excitación. El aun no la había tocado, solo la hablaba, solo se dejaba explorar, y sin embargo ella estaba excitada como no podía haber imaginado.

El no quiso besarla en los labios, no, eso era lo esperado, y ella aunque lo deseaba sabia que el era imprevisible, ¿dónde la besaría?

Su cuerpo se estremeció cuando sintió el suave mordisco de sus labios en el cuello, cuando sintió como la recorría con besos combinados con suaves caricias con la lengua que se deslizaban desde su hombro hasta su nuca.

La respiración de Claudia comenzó a acelerarse cuando el posó sus manos sobre ella, cuando comenzó a besarla y volvió a quedarse petrificada cuando notó como el se arrodilló ante ella.

Sus piernas sentían las caricias suaves deslizándose sobre ellas, adentrándose debajo de su falda peligrosamente, subiendo y volviendo a bajar, y llegando mas lejos en su exploración cada vez.

Soltó un suspiro, un gemido contenido cuando después de jugar un poquito con sus nalgas, sintió un roce que no supo si era casual o intencionado en su clítoris.

El se levantó, y ahora ella sabia que la mano que había empezado a recorrerla desde la rodilla tenia un único objetivo.


Cuando posé la mano sobre su sexo sentí todo el placer humedeciendo mis dedos. Estaba tan húmeda, tan excitada que sus braguitas estaban completamente empapadas, sus fluidos las traspasaban para acabar bañando mis dedos.

Ahora sus suspiros ya eran gemidos, sus piernas se entreabrían ofreciéndome su coño ya entregado a mis caricias, notaba el sonido, el chapoteo acompañando mis caricias. Ella se aferraba a mí, tocaba ya sin miedo mi polla endurecida, sentía sus caricias desenfrenadas excitándome cada vez más. Mis besos cubrían su boca, sus hombros, su nuca. Ya no había cuidado, nos habíamos abandonado a la excitación, al deseo salvaje que ambos habíamos contenido.

Mi mano se adentró por debajo de sus braquitas notando su coñito caliente, húmedo, vicioso, deseoso...

Así se lo iba narrando...

Su mano se adentró por debajo de sus braquitas notando su coñito caliente, húmedo, vicioso, deseoso... el deseaba penetrarla, ella deseaba ser poseída por aquel chico que le había llevado a la excitación a ciegas, por esa polla que su mano aferraba moviendo una y otra vez, ella lo esperaba, sabia que en breve el bajaría sus braquitas la apoyaría contra la pared y la haría suya.

El, cogiendo su chaqueta, dijo:

- Te espero en la barra-


Lo sé fue algo cruel, tanto para ella como para mi, pero quería hacerla desear mas, despertar todos sus deseos, dejarla deseando, y me alegro de ello, el resto de la noche, fue el fruto de la excitación provocada en ese cuarto de baño....

lunes, 18 de junio de 2007

El masajista y los pinceles (II Los pinceles)

(Continuación) viene de <>El masajista y los pinceles (I El masajista)

¿Estas bien? – La pregunté.
Uffffffff no te imaginas – contestó-
Pues quédate así relajada, todavía te queda mucha noche para disfrutar…..

Ella obedeció y mientras yo preparaba la continuación de la velada que había preparado para Ariadna, ella yacía disfrutando aún de su orgasmo. Callaba disfrutando y preguntándose a la vez que debía hacer, ¿debía contármelo? ¿Callar? ¿Cómo me sentaría a mi?

Sin decir ni una sola palabra comencé a tirar suave de la toalla que la cubría hacia abajo, lo hacia muy lentamente, sabia que el roce de su borde comenzaría de nuevo a estimular su piel mientras la recorría hasta los pies.

Un escalofrío recorrió su cuerpo, con un respingo arqueó ligeramente su espalda dejando escapar lo que no sé si era suspiro o casi gemido.

El frío del helado de chocolate había excitado su pezón, se había endurecido, excitado de inmediato. En su cabeza se agolpaban las ideas, el recuerdo del desconocido aprovechándose de ella, sabiendo hacerlo de manera que no solo no pudo resistirse, sino que lo deseó con locura. La sorpresa del frío sobe su piel excitándola, la imaginación de lo que vendría después, sintió como se humedecía, como se excitaba, como sabia que esa noche no había hecho mas que comenzar, ¿Qué mas se me podría haber ocurrido? ¿Invitaría de nuevo al masajista? Lo deseaba todo, había despertado su morbo, su deseo, se sentía fuera de si, deseando todo el placer que pudiera recibir, todo el placer que se me ocurriera ofrecerle.

Recorrí su cuerpo, mis pinceles dibujaban su silueta, se deslizaban por las curvas de su pecho como si este no existiera, y fuera el producto de mis pinceladas, como si lo estuviera creando tan perfecto como podía verlo, sus costados eran líneas curvas que erizaban su piel, producían pequeños espasmos en su bello cuerpo, conocedor del camino que seguiría hasta sus ingles.

De cuando en cuando la dejaba probar el sabor elegido en mi paleta, chocolate, menta, fresa, vainilla, nata… se mezclaban en su boca, pintaban sus labios, su cuerpo, notando como su excitación iba en aumento, deseando mi progreso, tal como iba sucediendo, lentamente me iba acercando a su sexo.

Una suave pincelada con sabor a chocolate recorrió sus labios mas íntimos, desde abajo hasta arriba, el frío, el cambio brusco de temperatura, la suave caricia mezclada de helado y excitación robo uno profundo gemido a Ariadna.

Los continuos pases del pincel por su sexo aceleraban su respiración, su cuerpo, tumbado, vendado aún, expuesto a mis caprichos se contoneaba lascivo, gemía deseoso, y tras largo rato de lienzo lo torne a delicioso plato a degustar.

Lamí su labios después de verter en ellos helado derretido, chorreaba por la comisura de sus labios dejándola con un aspecto mas deseable aun, mas sexual, mas lascivo, besé su boca, la lamí y continué el baile de mis labios por todo su cuerpo, recorría sus senos con mi lengua, pellizcando como labios sus pezones, suave con los dientes en alguna ocasión.

Me deleité con el sabor que bañaba su cuerpo, con sus costados, con sus senos erguidos a pesar de yacer en la cama. En ocasiones llenaba mi boca recorriendo su piel y lo vertía en sus labios, y Ariadna como fuera de si me lamía, quería mas, quería lamer, quería que acabara esa tortura lenta, deseaba sexo, ya deseaba sexo, llevaba deseándolo hacía rato ya, su sexo rezumaba ansia, ganas, placer, y se abrió por completo cuando mi lengua lo invadió saboreando la mezcla de chocolate y avidez. Mis manos se perdían en su cuerpo bañándose en el helado que aun cubría parte de ella, mi cara se hundía lamiendo hasta el ultimo rincón de su sexo, sus gemidos inundaban la habitación, nuestro deseo se hacia incontrolable, su orgasmo me atenazó con el interior de sus muslos.

No la deje reposar esta vez, los dos estábamos completamente impregnados, pegajosos, sucios a la vista. Fui brusco a pesar de su sensibilidad, aun sentía pequeñas contracciones en su interior, cuando la penetré con fuerza conocedor del gemido arrollador que exhalaría y exhaló.

No quería dejarla descansar, quería aprovechar la sensibilidad de su sexo. Tras el primer envite me moví con suavidad, acariciándola por dentro y por fuera, besándonos, untándonos con nuestros cuerpos, lamiéndonos, dejando que nuestras lenguas buscaran restos de helado, buscando sabores para compartir en nuestras bocas.

La suavidad no duró mucho, perdimos la razón, las caricias llegaron a embestidas, a la brusquedad, al salvajismo del deseo incontrolado, al placer del orgasmo salvaje y descontrolado esperado por toda la noche…

Después de guardar silencio abrazados, recuperando la respiración, Ariadna me susurro…

He de contarte algo.
¿Solo dime si te gustó?
Si, no pude hacer nada, es que….
Chsssst –la calle con un dedo en sus labios- Me quite la falsa tirita, y vio mi dedo libre de ninguna herida. Me miró con cara extrañada, dudando pero sin saber aun el que. Masajeé su hombro… y fue ahí cuando me miró y después de soltarme un manotazo en el brazo y llamarme carbón, estallo en carcajadas.

Esa noche reímos, recordamos al masajista, continuó larga y muy muy placentera.

viernes, 15 de junio de 2007

El masajista y los pinceles (I El masajista)

Será algo distinto la prometí. -Quiero hacerte sentir, sobre todo hacerte sentir- no quiero prisas, quiero que disfrutes despacio….


Cuando entramos en la habitación del hotel comencé a excitar dos de sus sentidos. El olor de las fragancias frescas que emanaba de los quemadores de aceite inundaba la habitación, y la decoración con velas, cojines, pareos y frutas colocadas como si de figuritas se tratasen, comenzaba a excitar su vista.

La música suave, lenta, poco conocida pero terriblemente relajante hacia lo propio con su sentido del oído. El gusto quedaría para ser el ultimo en estimular.

Ahora quedaba estimular su piel, y para ello nada mejor que un masaje, un verdadero masaje que recorra todo su cuerpo, en el que solo sienta los centímetros de su piel recorrida.

Me despedí de ella, vendada en la cama, una toalla cubría su cuerpo, y el masajista a domicilio que habia contratado me esperaba en el recibidor del hotel.

Besé a Ariadna, me despedí de ella, y como única instrucción le dejé un… -no hables con él-

Ella sintió sus pasos al entrar, como colocaba sus aceites, y como comenzó a deslizar muy suavemente la toalla que la cubría hasta dejar entrever casi de manera indecente sus nalgas. Comenzó a acariciar su piel, a extender el aceite de sus manos, por su espalda, primero muy suave, y ejerciendo una ligera presión después, que hacían que mas que un masaje fuera una sucesión de agradables caricias que recorrían su espalda, su columna, se perdían en su cuello y viajaban hasta presionar suavemente sus glúteos.

-Un masaje distinto, suave… me gusta- pensó.

Notaba el cuidado que ponía el masajista al tocarla, al moverse alrededor de ella.

Fue cuando la volvió a colocar la toalla, cuando la recorrió de nuevo, dejando esta vez sus piernas accesibles, cuando después de masajear sus pies, después de recorrer placenteramente sus gemelos, hundirse una y otra vez en sus muslos hasta el pliegue con la nalga, después de que al colocarse, ella notara el duro roce de su pantalón de algodón como por accidente, cuando comenzó a excitarse. Fue después de notar que sus manos presionaban mas fuerte sus glúteos cuando notó que las manos que la tocaban ya no solo estaban pendientes del masaje, después de notar que quizás el masaje en el interior de sus muslos finalizaba demasiado arriba, ahí fue cuando comenzó a excitarse.

La tumbó boca arriba, recolocando esta vez la toalla en sus piernas, llegando a cubrir justo la línea de su sexo y dejando su torso desnudo, comenzó a notar de nuevo las manos profesionales, aquellas que no sabia si masajeaban o acariciaban fuerte pero estimulaban cada centímetro de piel que recorría, se sentía con sus pechos al aire, consciente de cómo evidenciaban su placer, su excitación… Pero esta vez las manos fueron mas respetuosas, tocaban su tripa, acariciaban su pecho, recorriéndolo hasta la inserción en su axila.

Ariadna ya dudaba de sus sospechas anteriores. Ella estaba ahí tumbada, vendada con sus pechos excitados, expuestos, y el masajista del que habia pensado que estaba realizando sus servicios con un exceso de celo, parecía no solo no aprovechar la situación, sino esmerarse en la profesionalidad de sus servicios sin que en él se pudieran adivinar dobles intenciones.

Ahí es cuando comenzó a desearlo, comenzó a desear que cuando habia jugado con el interior de sus muslos hubiera llegado a algo mas, no sabia si imaginar un leve roce por descuido o en una incursión brusca, sin aviso, casi inesperada….

Estaba disfrutando de las caricias y estos pensamientos la iban excitando cada vez más…



Cuando el masajista cambio la toalla y cubrió su torso un escalofrió la recorrió, sabia que volvía a las piernas, ahora boca arriba notaba como abría suavemente las piernas, solo un poco para poder acceder con el masaje a su interior.

Sabía que la toalla la cubría justo a ras de su sexo, era consciente que su masajista, agachado para masajear sus pies tenía línea visual directa sobre su sexo.

La situación la excitaba, volvía a recordar el masaje, o las caricias peligrosas que habia recibido antes, volvía a imaginar suaves rozamientos… Su excitación iba creciendo, se sentía terriblemente excitada, deseando lo prohibido, notaba como la humedad se iba apoderando de ella, como la fantasía…. jugaba con ella.

Los masajes, las caricias volvían a jugar en el interior de sus muslos, subían peligrosamente, y ella cuidaba de no mostrar el placer y la excitación que estaba experimentando.

Las manos se entretenían de nuevo casi a la altura de sus ingles, saboreando con los dedos la calidez y la suavidad de su piel, sentía como bailaban en ella y como en ocasiones casi la rozaban…

Dios!!! Por qué he hecho esto???? –Pensó inquieta Ariadna-

Habia separado levemente las piernas, su imaginación, su fantasía su excitación le había jugado una mala pasada. Se sentía descubierta en su placer, se sentía mostrada en su excitación, temía haber provocado algo con lo que hasta ahora solo jugaba en su mente.

Las caricias avanzaron, ahora no era ya un “casi en las ingles” se entretenía con ellas, las masajeaba y ella notaba el placer que se siente al notar la presión y el masaje en un sitio poco habitual. A la vez notaba la excitación que esas manos hábiles provocaban tan cerca de su sexo desnudo, temía que descubrieran su humedad acabando de delatarla…

En el masaje de las ingles, los dedos del masajista presionaban desde fuera sus labios en ocasiones, Ariadna se sentía cada vez mas excitada, solo imaginar lo que ese desconocido podía hacer ahora mismo con ella vendada, desnuda y terriblemente entregada la excitaba sobremanera.

Un roce, fue un roce que parecía casual, pero la recorrió su sexo de un lado a otro. Sintió el placer de la caricia suave en su clítoris, húmedo, hinchado, deseoso.

Pudo contener su gemido disfrazándolo de suspiro, pero era consciente que habia denotado placer, y que eso incitaría a su desconocido a repetir.

No tardó en hacerlo, esta vez de manera mas pausada, notó como empapaba sus dedos.

Se encontraba petrificada, no sabia como reaccionar, un desconocido estaba acariciándola, excitándola, notaba como recorría su sexo, desde abajo, humedeciéndose hasta arriba. Temía disfrutar y sin embargo su excitación la poseía y no podía evitarlo, pensaba en mi, esperando en el recibidor del hotel, no quería que pasara… o si?

Debería parar esto, no está bien, ni le he visto, es un desconocido… -pensaba-

Y sin embargo quería más, el morbo bullía dentro de ella, gozaba con las caricias de ese desconocido, notaba como bañaba su mano, como cada vez abría más las piernas para hacer más accesible su placer.

Notó como con la otra mano comenzó a descubrir su torso, como invadía su pecho, como ahora lo tocaba con deseo…

Sus caderas acompañaban ya las caricias, sus gemidos no eran ya contenidos, su mano reaccionó inmediatamente cuando el le ofreció su dura excitación.

Ya estaba invadida, ya no habia formalidades ni cuidados, los dedos de sus caricias la penetraban una y otra vez, ella se abría quería mas, deseaba mas, no podía contenerse. Notaba en su mano la dura excitación de ese desconocido que se estaba aprovechando de ella, la deseaba, deseaba que ese descarado la penetrara, que la penetrara tal como hacia con sus dedos en su sexo… Gemía mas y mas, notaba como se hinchaba su sexo, como cada vez era mas sensible a sus envites, y como casi por sorpresa, un placer brutal la inundó. Estalló en un orgasmo brutal, notaba como mientras empapaba su mano y como esta continuó acariciándola muy muy suave unos instantes después mientras quedaba rendida en la cama…

El masajista con mucho cuidado, volvió a arroparla con la toalla, la dejó disfrutando aun de su orgasmo, de su placer… Recogió sus cosas y salio de la habitación sin mediar palabra.

En el pasillo del hotel, aprovechando lo tarde de la noche, y con prisa para que no me pillara nadie, me despojé de mi disfraz de masajista, volví a usar mi colonia para disfrazar el olor del aceite de coco usado para el masaje, volví a colocar mi tirita en la ficticia herida de mi dedo y retiré el anillo que se supone llevaba el masajista.

Volví a entrar, la bese en la frente…

Estas bien? – La pregunté.
Ufffff no te imaginas – contestó-
Pues quédate así relajada, todavía te queda mucha noche para disfrutar…..

(Continuación: El masajista y los pinceles II)