martes, 22 de abril de 2008

Impromptu


La noche se presentaba tranquila, prepararíamos la cena probando una nueva receta y después veríamos una película de video. Aprovechando la lluvia que caia en la calle nos refugiaríamos debajo de una manta y disfrutaríamos de una velada tranquila para los dos.

Entramos en la cocina y estoy convencido de que ambos con la idea de preparar la cena. Antes de comenzar a cocinar hicimos un pequeño inciso para abrazarnos y dedicarnos un beso que fue creciendo en intensidad.

- ¿Follamos? – me dijo Susana provocándome como a ella le gusta.

No sé si lo decía en serio o sólo por dejarme con la miel en la boca, como le gusta hacer a menudo, jugando a abonar mi deseo hasta que sólo puede estallar.

Le dediqué una sonrisa pícara como queriendo decir.... – Ufffff que ganas tengo...-

Pero habíamos ido a preparar la cena, no era el momento.

¿No lo era? La miré, Susana es una mujer que siempre me parece terriblemente sexy. Así la vi, así la desee, no pude evitar volver a lanzarme hacia ella, besarla, esta vez pegando mi cuerpo fuerte contra ella y dejando que mis manos comenzaran a explorar debajo de su ropa. Ambos nos tentábamos, nos sabíamos excitados, deseando dejarnos llevar allí mismo.

- Tenemos que hacer la cena, se nos hace tarde, déjame... no quiero... –

Juguetona como siempre Susana comenzó a resistirse, a querer escapar. Supongo que en ese momento debía ser ya consciente que no había marcha atrás, pero jamás deja pasar una buena oportunidad de jugar.

Yo no respondía, no hablaba, sólo la sujetaba cuando intentaba zafarse de mis brazos, de mis manos, de mis besos.

- Jo que no.... déjameeee, después de cenar...


Mis manos cada vez más osadas parecían acompasar nuestros besos, yo desabrochaba su pantalón, ella comenzó a jugar con mi sexo ya erecto abandonándonos al momento.

Con sus pantalones y el tanga a media pierna bajé a saborear su sexo, no fue mucho tiempo, ya que en ese momento no era dueño de mí, ya no jugaba, ya no estábamos metiéndonos mano para luego jugar a parar, no, ya no había marcha atrás.

La cogí de la mano y la llevé al borde de la mesa.

- Estás loco!!!! No se te ocurra tirar todo esto!!!!!-

Se me veía venir, la mesa de la cocina tenía encima todo lo que habíamos comprado para la cena, Susana temía que rompiera algo.

- No!!!! No!!!!- Gritó mientras de un sólo manotazo dejaba la mesa limpia tirando todo al suelo sin medir las consecuencias.



Susana estalló en carcajadas, pero para mí no era tiempo de reír, la tumbé sobre la mesa y comencé a devorar su coño ya empapado, mientras a tirones terminaba de quitarle la ropa.

Estaba allí, tumbada sobre el borde de mi mesa, abierta de piernas para mí, ofreciéndome su sexo, y no tardé mucho en erguirme para metérsela hasta dentro.

Me gustaba ver como la iba abriendo una y otra vez, como sus gemidos ya olvidaban las risas anteriores, como sus labios acompañaban mi polla entrando y saliendo por completo, como me empapaba y hacia brillar toda mi erección entrando cada vez más dentro, cada vez más fuerte...

- Joder!!! Me duele!!! – me decía.

Mientras con su mano parecía querer calmar mis embestidas presionando su vientre.

- Te duele???? – Decía yo sin saber muy bien si era por preocupación o por morbo.

- Sí!!!! Pero me gusta... Sigue... Más fuerte... dámela toda...

Cogía sus tobillos abriéndola todo lo que podía, empujaba con todas mis fuerzas intentando llegar más y más dentro...

La imagen de Susana tumbada en mi mesa, expuesta, ofrecida a mí, con sus piernas completamente abiertas, disfrutando, morbosa, viciosa, acariciándose, abriéndose con sus dedos y pidiendo cada vez más me estaba volviendo loco.

Se levantó, bajó de la mesa y se tumbo en el suelo, me lancé como un poseso a devorarla, quería comerme todo, disfrutar del sabor de su sexo excitado, de sus gemidos. Mi lengua, mis labios y mis dedos buscaban su placer cada vez de manera más salvaje, más descontrolada, hasta que pude ver como se revolvía en su orgasmo.

Ver como se corre produce una extraña sensación en mí, una mezcla de excitación y ternura que me llevan a abrazarla y besarla con todo mi cariño. En esta ocasión las risas volvieron a aparecer cuando vimos el resultado de nuestro arrebato.