lunes, 23 de junio de 2008

El reencuentro





En una de mis noches insomnes, de pura casualidad, te encontré.
Y gracias a tu blog, sentí el deseo de crear mi propio espacio donde compartir contigo algunas de mis experiencias, como tú, sin saberlo, estabas compartiendo ya conmigo.
Yo te llamo Apolo. Si deseas saber por qué, o simplemente quieres saber algo más de mí, entonces, guarda mi secreto...
http://guardamisecreto.blogspot.com/2007/07/envidia-y-admiracin.html
Yo te estaré esperando.
Cire



Una noche de Octubre recibí este correo, como es evidente no pude evitar entrar a leer el enlace que me proponía.

En cada línea que leía mi sorpresa iba creciendo, me sentía participe de una historia casi de película, mi blog despertó su inquietud por compartir experiencias y fantasías, inmediatamente perdió mi rastro y me buscaba mientras yo desconocía su existencia. Me parecía inmensamente bonito, emocionante, entrañable…

Devoré todos sus relatos en una sola noche, volvía a leer el mail, volvía a visitar su blog... La curiosidad me invadía, con cada línea que leía me sentía mas identificado con esa mujer que derrochaba imaginación, que demostraba determinación, sensualidad y que hacia gala de una mente sorprendentemente abierta


Respondí a su mensaje y en ese momento comenzó nuestro juego. En cada mail dejábamos un halo de misterio, excitación, emoción y pretensión de continuar. Alimentábamos el deseo de conocernos, pero parecía que el destino no nos iba a dar ese capricho, al menos…durante meses.

Cire no es una mujer fácil de seguir. Sus publicaciones y sus mails pueden sucederse de manera vertiginosa o desaparecer de la manera más insospechada durante largo tiempo. Por un lado, deseaba tener respuestas ya, conocer mas relatos suyos, pero por otro me maravillaba esa libertad que demostraba publicando sólo cuando realmente le apetecía o contestando a mis correos cuando yo ya casi había olvidado que le había escrito uno.

Por fin llegó el día que tanto tiempo había esperado. Iba a conocer a esa mujer misteriosa, a esa mujer que había cautivado mi curiosidad.


La cita se preveía como una gran explosión de deseo contenido y más, tras los sms que intercambiamos durante todo el día, que no hicieron mas que añadir excitación al inminente encuentro.

Sin embargo la velada nos regaló un ambiente cómodo, relajado, muy alejado de la tensión sexual que ambos esperábamos.

Cenamos tranquilos, nos devorábamos con la mirada, con nuestras conversaciones, ambos deseábamos conocernos, saciar la curiosidad que tanto tiempo habíamos alimentado.

La seducción parecía querer esconderse, parecía querer mantenerse oculta, y charlábamos como dos amigos que han salido a cenar, sin embargo por oculta que quisiera estar, asomaba en cada palabra, en cada mirada, en cada acercamiento para llenar la copa...

Nuestra conversación navegaba desde nuestros viajes a nuestros trabajos, pasando por nuestras relaciones e incluso comenzando a discutir sobre lo conveniente o no de “hacerlo” en la primera cita.

Casi de manera inconsciente nuestros cuerpos fueron acercándose, los roces aunque intencionados, fluían con una naturalidad pasmosa. Nuestras piernas se entrecruzaban, nuestras manos comenzaban a jugar y lo hacían, como si nos conociéramos hace tiempo, no eran pasos a dar, simplemente surgía...

Nos encontrábamos tan cómodos allí que no fuimos conscientes de la hora, cerraban el restaurante pero para nosotros la noche no habia hecho mas que comenzar.

La excusa de tomar una copa en un local cerca de la Gran Vía, fue suficiente para dar un relajado paseo por Madrid hasta llegar al lugar donde volveríamos a brindar por nuestro deseado “reencuentro”

Al igual que en el restaurante nos volvió a sorprender la hora del cierre, por lo que retomamos nuestro divagar por las calles que parecían haberse vaciado para nosotros.

Mientras nos dirigíamos al parking comentábamos entre risas como el encuentro nos habia sorprendido por igual, como ambos esperábamos algo mucho más “sexual” y como sin embargo habíamos disfrutado de la comodidad, de la libertad de no tener que demostrar nada, de no estar obligados a sorprender... También volvíamos una y otra vez a retomar nuestra discusión...

Las paradas en nuestro camino se hacían mas frecuentes, mirábamos escaparates, y nuestros labios comenzaban a jugar entre ellos con un deseo contenido, el deseo de querer dejar pasar esa noche, de recordarla así, pero ese era un deseo enfrentado al que nuestros cuerpos nos pedían cada vez con mas insistencia.

Cuando llegamos al parking parecíamos haber conseguido nuestro propósito, dar esa noche por terminada y aprovechar el juego que podía darnos dejar el momento tan deseado para una segunda cita, sin embargo cuando subimos al coche nos besamos antes de irnos, nos volvimos a besar, una vez más... los besos se hacían mas largos, mas profundos, mas sensuales y mas sexuales.

Comenzábamos a excitarnos, pero recordábamos las frases dichas minutos antes..

- Que agradable la noche... parecía un encuentro más sexual y mira... me voy muy a gusto, no echo en falta nada esta noche...


Ambos jugamos a intentar mantenerlas...

- Sí, no necesito más, deberíamos irnos – decía yo mientras ella besaba mi cuello...
- Sí, tienes razón, la noche a estado bien así, no nos ha hecho falta nada más... - casi gemía Cire mientras mis manos jugaban peligrosamente entre sus ingles...
- Sí... Tienes razón... sí...- susurraba yo mientas nuestros cuerpos ya se frotaban...


Poco a poco fuimos abriéndonos camino entre la ropa para poder explorar nuestra excitación, esta era evidente en ambos. Jugábamos con ella, buscábamos abonarla, aumentarla, hacerla tan irresistible que el otro no pudiera aguantar más y se lanzara a sofocar el deseo de ambos. Jugábamos a provocarnos, ninguno de los dos quería “perder”, dar el paso.

Se había establecido un juego improvisado en el que todo valía, tocarnos, besarnos, lamernos, chuparnos, masturbarnos..... pero nada más. Queriamos provocar lo suficiente al contrario para que no pudiera evitar iniciar el acto final.

Nos tocábamos mientras nos provocábamos...

- Ufffff lo tienes empapado... tu sabes lo que quiere verdad?
- Sí...
- Dáselo...
- Y.... la tuya que quiere?
- Ya lo sabes...
- Porqué no se lo das?


Nuestros cuerpos acompañaban a nuestras palabras en la provocación, se acercaban. Cire subida sobre mí se frotaba, me mojaba, mi sexo presionaba el suyo acompañando cada movimiento de cadera que ella me ofrecía.

- Lo tienes cerca... dale lo que quiere..
- La tienes durísima, no la hagas sufrir...
- Quiere que se lo follen, que cruel eres...


No recuerdo, no estoy seguro quién fue, quién “perdió” o quién “ganó” no recuerdo quién dio el paso, sólo recuerdo como ambos gemíamos mientras nuestras caderas peleaban, se empujaban, se embestían de forma salvaje, mientras pensábamos en quien podría vernos, mientras dejábamos explotar el morbo y el deseo contenido durante tanto tiempo.

Esa noche terminó una preciosa relación en la distancia y comenzó una sincera relación de aprecio y deseo.

lunes, 16 de junio de 2008

En la distancia.



Que sorpresa más simple. Y es que si lo reducimos a lo absurdo, es así como podríamos definirla. Pero sin embargo, una sorpresa simple, o mejor dicho, sencilla puede ser un juego realmente emocionante e interesante.

Aunque reducida a su más mínima expresión, esta sorpresa constaba de los ingredientes necesarios para ser tratada como tal. Juego, seducción, desenlace incierto, y por supuesto, el tan apreciado factor sorpresa.

Estábamos pasando tres días de trabajo en Valencia, no estábamos muy emocionados ya que el frío de Enero se nota incluso allí.

Era jueves, Álvaro, mi compañero de trabajo, y yo decidimos salir esa noche a ver si encontrábamos animación. Encajamos muy bien, el desprende simpatía por los cuatro costados, un enorme y acertado sentido del humor siendo capaz de sacar el matiz que a todos se nos queda oculto en cualquier situación. Esta casado, y aunque intente provocarle cuando salimos por ahí, no me excedo, ya que está muy a gusto en su situación y no me gustaría desencadenar ningún suceso del que se pudiera arrepentir. En cualquier caso su simpatía le lleva a hablar fácilmente con las chicas y sabe perfectamente “regatear sin llegar a meter gol”.

Me estaba arreglando en la habitación del hotel cuando recibí un mensaje de Laura en mi móvil

“hoy vas a estar en algún sitio con alguien?... yo voy a salir a tomar algo. Te apetece que nos veamos en la distancia”

No pude evitar soltar una carcajada. Desde el principio me pareció una genialidad.

Laura aunque de origen francés llevaba mas de la mitad de su vida en España, y casi 5 años viviendo en Valencia. Habíamos hablado bastante por teléfono y teníamos ganas de conocernos, esperábamos que la situación “surgiera” y ella había propiciado en primer encuentro completamente fuera de lo normal además de completamente inesperado ya que me había dicho que esos días no estaría en su ciudad por motivos de trabajo.

La llamé de inmediato y entre risas, acordamos la zona y una hora aproximada.

- Yo no te conozco de nada -me dejó completamente claro sentando así muy bien las bases del juego.
- Se muy mala – le rogué.

Estuve tapeando con Álvaro, me encontraba inquieto, quería encontrar el rostro de Laura en cada una de las chicas que me cruzaba.

Nos fuimos a tomar la primera copa al LOCO CLUB, la gente de la empresa para la que trabajamos nos lo habían recomendado y así se lo hice saber a Laura.

“De momento estamos en el LOCO CLUB tomando la primera”
“Estoy cerca, si no llego a tiempo nos vemos en Aquarium”

Llegó.

Yo había tomado la posición idónea para poder ver quien entraba justo antes de que lo hiciera. Examinaba cada chica, buscando el que yo creía bonito rostro de Laura, hasta que por fin la vi llegar.

Su entrada fue triunfal, lo cual me vino muy bien para poder justificar después mis movimientos.

No se si me había visto o fue casualidad el motivo que la llevara a colocarse en la barra justo a mi lado, creo que fue lo segundo. Al pasar junto a mi nos miramos, pude ver en su cara la sorpresa reflejada, una mirada que desbordaba picardía y una sonrisa de complicidad que no estoy muy seguro si decía, ahora empieza el juego o... eres mío!!!

Por mi parte la miré travieso, y la ofrecí una sonrisa cómplice pero bastante discreta para no ser descubierto por su acompañante, mientras me daba cuenta lo equivocado que había estado respecto a su rostro. Laura es una chica terriblemente hermosa, a la que las fotos que me había mandado (a pesar de salir muy guapa) no le hacían ninguna justicia. Su sonrisa, la alegría que desprende serian capaces de hacer caer un imperio.

Al situarse en la barra, deslizó con una elegante soltura el abrigo por sus hombros, este caía por su esbelta espalda mientras dejaba al aire sus hombros desnudos, desnudo que caía vertiginoso hasta su precioso top de elegantes y discretas transparencias.

Estaba absorto en ella cuando:

- Me encantan las chicas que cuando se quitan el abrigo parece que no llevan nada debajo- Me sorprendió la voz de Álvaro.

A el tampoco le había pasado desapercibida, era imposible que lo hiciera.

Laura se situó cerca con su “amigo” y asegurándose que su línea visual apuntara directamente hacia mí, yo hice lo propio con Álvaro.

Nos mirábamos, aprovechábamos el despiste de nuestra compañía o su giro para coger la copa para dedicarnos una sonrisa cómplice, un “guiño”
No tardé mucho en escaparme para ir al baño, pasando por su lado, haciendo evidente mi destino y con ello, un mensaje claro para el que no hicieron falta palabras ni gestos “Te espero allí”

Esperé en la puerta del baño el tiempo prudencial para no levantar las sospechas de Álvaro pero... NO VINO!!!!!!

Fue en ese momento cuando me di cuenta de la situación. No, esta vez no soy yo, esta vez no soy yo quien juega, es ella quien esta jugando conmigo, es ella quien con un sòlo mensaje al móvil y unas sonrisas me ha arrebatado las riendas del juego, es ella quien va a jugar conmigo.


Volví junto a Álvaro quien me advirtió de los movimientos de dos preciosas chicas que estaban no muy lejos de nosotros,

- Se han quedado mirándote y cuchicheando entre sonrisas, señalándote cuando te has ido –

Me habría encantado incorporarlas al juego, tontear, seducirlas acercándome mucho a ellas, a su rostro o a su cuello mientras mi mirada se posaba en Laura tal como ella hacía cuando hablaba con su amigo o cuando le besaba.

Otro día, en otra situación, habría sido terriblemente certero, pero mi atención estaba rendida. No podía quitar los ojos de ella, no podía escaparme del juego de sonrisas y gestos que había provocado.

Laura estaba marcando muy bien las reglas del juego, las distancias de “hasta donde sí” y “hasta donde no”. Mi carácter rebelde buscaba saltárselas, por un lado me moría por iniciar una conversación con ellos, por otro quería dejar las riendas en sus manos, me sentía controlado, me sentía movido por ella, como me quería y donde me quería, y esa sensación era completamente nueva para mí.

A punto de irnos, volví al baño, mi mirada y mis gestos volvían a transmitirla un mensaje claro “VEN”

Mientras esperaba apostado en la antesala de los servicios y después de un rato que me hacía pensar que ya no vendría... Apareció.

Se acercó a darme dos besos y el roce en la comisura de mis labios del primero me llevo a la confusión de besarla en el segundo. Se retiró entre risas y con ademanes simpáticos de “noooooooo no hagas eso.....” cuando salió del baño me volvió a dedicar sus miradas picaras, una caricia en el brazo y volvió a desaparecer hacia su compañía.

¡¡¡¡Quería explotar!!!! Con esos sencillos gestos, me había atado, me había esposado, me sentía como el gladiador encadenado que quiere salir a la arena y tira de sus cadenas intentando romperlas. Así no soy yo, yo juego, avanzo, induzco, siempre voy a más, y ella, me tenía bien situado donde quería, sin dejarme capacidad de reacción, estaba a su merced y esa nueva sensación me cautivaba.

Álvaro y yo salimos del LOCO CLUB, en cuanto traspasé la puerta envié un mensaje:

“Si mi pequeña travesura no te ha importunado y cumpliendo tus deseos, vamos a Aquarium”

No habíamos llegado a la mitad de la primera copa cuando de nuevo la vi entrar radiante, sobresaliendo sobre todas las demás.

Nuestros juegos comenzaron de nuevo, miradas, sonrisas, bailes compartidos en la distancia...

Una cosa es que no tuviera mucha capacidad de reacción y otra que mi carácter rebelde, travieso y provocador me permitiera quedarme allí sin más, sin provocar ninguna travesura.

Volví a hacer una escapada al baño, ni entré. La situación de este era mucho más indiscreta, su pasillo era mucho más corto y la posibilidad de ser vistos mucho mayor.

Consciente de ello y buscando no ponerla en un compromiso sólo pretendía una provocación, un estar muy cerca un instante...

Volvió a tardar, pero allí apareció con esa preciosa sonrisa que me estaba volviendo loco.

- Me van a pillar – Me susurró y desapareció en el baño de las chicas.

No era eso lo que pretendía, pero si aumentar el nerviosismo, la excitación de ese momento.

Al salir, y con una mirada y sonrisa tan traviesa como cómplice, acaricie su brazo de manera que no hacia falta decir – Corre ve, no quiero que te pillen –

Los juegos continuaron, ella se acercaba a pedir una copa justo donde yo estaba situado, consciente de que eso me enloquecería, tenerla pegada a mi espalda y ni siquiera poder dedicarle una caricia para no ser descubierto por los ojos vigilantes de su amigo.

Volvía a tenerla frente a mí. Ella sentada frente a su amigo, y yo de pie a escasos dos metros, me miraba divertida, sabiéndose dominadora de la situación, cosa que me encantaba pero... debía provocarla, aumentar su nerviosismo...

Cuando me enfilé directamente hacia ella, sus ojos se abrieron como platos, decían -NO, NO, NOOOOOOOOO no vengas por favor que me pillan - , se giró hacia su amigo en un gesto de rechazo a lo que pudiera ir a decirle.

Sólo pretendía dejar la botella correspondiente a mi copa. Podía haberlo hecho de dos formas, simplemente dejándola en cualquier sitio o simulando dirigirme directo hacia ella como si la fuera a decir algo. Evidentemente preferí la segunda opción.

Quería más, quería jugar más, pero no podía, quería hablar con ella, jugar a seducirla, provocarla, pero no podía!!!!!!!! Mis márgenes de reacción, salvo pequeños guiños o travesuras estaban en sus manos. Me pedía fuego casualmente, bailando nos chocamos y nos pedimos disculpas como dos perfectos desconocidos y yo... No podía hacer más.

Laura, estaba consiguiendo enloquecerme, dominarme, guiarme...

Esta vez fue ella, se dirigió al baño, sabia perfectamente lo que haría yo después, sabia que no podía ser una decisión mía, sabía que como una marioneta la seguiría, y así fue.

Coincidimos en la entrada, me dedico un sencillo...

- Muy mal... muy muy mal...-

Mientras nuestras frentes acariciándose dejaban bailar nuestros labios en la distancia justa donde se juega al sí y al no.

Dominante de la situación se marcho al baño, sabiendo que me dejaba allí quieto, queriendo que yo permaneciera sin poder moverme el tiempo que ella tardara, sabiendo que así lo haría, sabiendo que me tenía a su merced.

Salió, se acercó, radiante, segura y decidida. Me beso, recorrió levemente el interior de mis labios, los hizo suyos, y con la mayor crueldad del mundo se fue de nuevo.

Continuamos nuestros juegos, ella se iba a la barra a pedir algo, y aprovechando que alguien tapara la visual de su amigo, yo recorría su espalda con mi vaso y notaba como Laura se tensaba nerviosa entre mi provocación y el temor a ser descubriera...

No paró de provocarme, no paré de jugar, tal y como ella me había dicho en su mensaje al móvil... en la distancia.


domingo, 8 de junio de 2008

36 años


Esta vez no he mirado atrás en mi vida, he releído el post que subí el año pasado y he hecho balance de este último año.

Habitualmente hago repaso de lo vivido a diario. Me gusta saber donde estoy y, aunque sea difícil, intentar dilucidar hacia donde me dirijo.

En cualquier caso hoy he vuelto a hacer repaso de este año.

No me siento tan distinto, vuelvo a sentir ese deseo de exprimir la vida, vuelvo a verme hoy y me vuelvo a sentir pleno, feliz con lo que tengo, con lo que me rodea y sobre todo, terriblemente afortunado por las experiencias que el día a día me ofrece.

Siento que estas experiencias son más ricas que hace un año. No sé si porque estoy preparado para hacer frente a nuevos retos o simplemente porque van apareciendo y no los dejo escapar.

Este año he subido montañas más altas, he vivido experiencias más morbosas y he sentido experiencias realmente inolvidables.

Miro hacia delante y veo que el año que viene, simplemente me ilusiona, lo deseo y muero por vivirlo con toda la intensidad que me sea posible.


domingo, 1 de junio de 2008

Un bonito regalo


Nos levantamos perezosos, con ganas de pasar el día descansando sin hacer nada, tirados el uno junto al otro.

Alquilamos una película y nos tumbamos en el sofá para verla. Pero es difícil tener nuestros cuerpos tan cerca y tener que contener el deseo que nos invadía desde que nos levantamos esa mañana. La película, ademas de excusa para estar tirados en el sofá y para entretenernos, sirvió también para poder alargar el momento que ambos esperábamos.

Yolanda, traviesa y cruel como suele ser en ocasiones, me besaba, jugaba conmigo hasta el punto en el que, sin poder soportar más sus caricias en mi sexo y sus besos en mis pezones, detenía la película a lo que ella me decía con voz terriblemente sensual...

- No la paressss –

Era ella la que paraba sus jugueteos conmigo y continuábamos nuestra sesión de cine.

En otra ocasión hubiera parado la película e incluso tirado el reproductor de DVD por la ventana, pero cuando Yolanda empieza a jugar, cuando coge las riendas, merece la pena dejarse hacer.

Así continuó enredando alguna que otra vez conmigo hasta que acabó la película. Volviéndose una gata con ganas de jugar, se acerco de rodillas en el sofá a besarme.

Tapada sólo con mi camisa azul, me parecía una de las imágenes más sensuales que un hombre puede imaginar.

Me recosté en el sofá y me dejé hacer, el momento que deseaba se acercaba, estaba seguro que daría rienda suelta a todos sus deseos y me follaría de la manera más salvaje y morbosa que me pudiera imaginar.

Pensé que se dedicaría a lamer mi erección y ahí vino la primera sorpresa, no tardó prácticamente nada en sentarse sobre mí y penetrarse...

Me estaba volviendo loco, sólo pensaba en que me echara un polvo salvaje y dejar salir todo lo que se habia contenido dentro de mí durante la película.

Empezó a asalvajarse, a morderme el cuello, cada vez más fuerte hasta casi llegar a hacerme daño, la veía desbocada, me estaba excitando, quería más, lo quería más salvaje y así la veía a ella.

De repente frenó, se paró. Me miro, me besó despacio, suave, con cariño. Volvió a mi cuello, era como si quisiera curar las heridas que hubiera podido ocasionarme instantes antes. Me besaba despacio en cada lugar en el que antes mordía casi sin mesura.

Ya no me estaba follando, ahora sus movimientos no eran salvajes, eran caricias, su sexo acariciaba el mío suavemente cada vez que entraba y salía.

En alguna ocasión quise erguirme para besarla, para cogerla. Me lo impidió, me tumbó, me abrazaba fuerte contra ella, me besaba suave, se movía con delicadeza.

Nunca me habían hecho nada así, me habían follado, me habían hecho el amor, pero jamás había sentido como sin palabras me ordenaban: relájate, déjate disfrutar y déjame que te regale este cariño, este cuerpo y este amor.

Cuando estalle en un lento orgasmo, la abracé con fuerza, no quería salir de ella, quise parar el tiempo y disfrutar del regalo que me habia hecho, un regalo que me derritió y que me derrite cada vez que lo recuerdo, ELLA.