domingo, 25 de diciembre de 2011

El arte de seducir. Capitulo II. Seducir.




Capítulo II: Seducir

Seducir es el camino que se recorre hasta conseguir que el deseo de la otra persona, se rinda al tuyo. Y ese es el máximo objetivo de la seducción.

Si la seducción se prolonga mucho el poder de nuestros encantos, la moral, el interés y el efecto sorpresa decaerán.

Cuando se emprende una campaña larga, serán necesarios más recursos y estos siempre son finitos.

No estoy hablando de la comodidad de atacar lo fácil, no, sino de no alargar nuestro camino, pues el resultado se irá desvaneciendo en él.

Si tu campaña se alarga tus fuerzas decaerán, tu ánimo se apagará y tu capacidad para crear estrategias se irá desvaneciendo con ellos.

Así, a pesar de haber podido ver innumerables situaciones de torpes precipitaciones, nunca se ha visto una operación astuta que haya sido prolongada en el tiempo.

En cualquier caso y cuando me refiero a la duración de la estrategia de seducción, no me refiero tanto al tiempo lineal, como al tiempo efectivo empleado, es decir. Si en nuestras estimaciones detectamos que no es el momento idóneo, es mejor poner distancia y reducir nuestro contacto con la persona que deseamos seducir, de lo contrario, y especialmente en el caso de los hombres, correremos el riesgo de sufrir el mayor de los desastres, ¡Que nos vea como un amigo!!!

Así, los buenos seductores nunca necesitarán segundas oportunidades.

Podemos crear mil y una estrategias, pero no debemos perdernos en ellas, si respetarlas, pero no permitir que nublen nuestro objetivo. Para seducir, solo hay un camino, seducir.

Un aspecto de alta relevancia, es que para poder seducir, necesitaremos recursos, y no me refiero en este caso a los económicos, sino a recursos personales.

Si queremos despertar la atención de alguien deberemos de poseer riquezas, riquezas en nuestro interior, y preocuparnos de alimentarlas constantemente. Una gran oportunidad para hacerlo, será enriquecernos con todo aquello que la persona a la que deseamos seducir pueda aportarnos, ya que sin duda, en infinidad de ocasiones nos sorprenderemos con los tesoros que los demás pueden ofrecernos.





domingo, 18 de diciembre de 2011

El arte de seducir. Capitulo I. Estimaciones.

Capitulo I. Estimaciones.
Antes de dar comienzo a la seducción es necesario realizar ciertas estimaciones que nos orienten sobre si el momento es el adecuado o no. Antes de nada, deberemos tener en cuenta las influencias emocionales, el clima, el terreno, el mando y la doctrina.
Con influencias emocionales me refiero a valorar no solo el momento emocional en al que nos sentimos nosotros, sino el estado emocional en el que se siente la otra persona. Por muy alta que sintamos nuestra autoestima o por poderosos que nos sintamos en un momento dado, toda la fuerza y la energía que seamos capaces de desplegar en ese momento será inútil, o peor, contraproducente, si el estado emocional de la otra persona se encuentra bajo mínimos o si su atención se halla inmersa en otros asuntos.

Un buen ejemplo podría ser imaginarnos en ese momento en el que nos sentimos capaces de todo, y sin embargo, la persona a seducir se encuentra con las emociones centradas en algún problema grave, sea familiar, laboral o personal. Ese, no sería un buen momento para seducir.

Tampoco quiero que parezca que cuando la persona a seducir tiene la atención centrada en problemas,  el momento emocional no es propicio. Tenemos que ser capaces de evaluar el grado de receptividad que puede tener y detectar cuando nuestras estrategias corren el riesgo de caer en saco roto, sencillamente porque la hemos encontrado con el paso cambiado o más receptiva a una sencilla charla divertida y cómoda que a un intento de seducción. Si somos capaces de dominar ese momento y actuar en base a su momento emocional, lo más probable es que hayamos esquivado la posibilidad de echarlo todo a perder, mientras hemos creado la situación propicia para una futura nueva oportunidad.

Debemos ser capaces de captar, intuir y empatizar con las emociones de los demás, buscando así determinar cual es el momento idóneo para comenzar a seducir.

El clima simboliza las fuerzas naturales, es decir, lluvia, viento, calor… En definitiva todos aquellos aspectos que no podemos manejar y que pueden ser fuerzas que anulen cualquiera de nuestras estrategias.

En cualquier caso, si somos capaces de tener en cuenta este tipo de elementos, no solo podremos evitar que alguna de nuestras propuestas o estrategias fracasen, sino que podremos usarlas en nuestro propio beneficio.

Soy consciente de lo místicas que pueden parecer mis palabas, sin embargo, teniéndolas en cuenta, quizás podremos evitar una negativa a una propuesta para salir una noche de lluvia intensa, cuando lo que más apetece es quedarse en casa bajo una manta y cambiarla por una invitación para el día siguiente cuando luzca el Sol y el deseo de pasear y salir a la calle sea mucho mayor.

Cuando hablo de tener en cuenta el terreno, me refiero no unicamente a las distancias que nosotros deberemos salvar, sino a las que ella deberá recorrer también. No solo para poder encontrarnos, sino las distancias y el terreno que compartiremos en nuestro encuentro.

Creo que para esta situación debo poner varios ejemplos: Tener en cuenta el terreno puede ser necesario en más de una ocasión, pero cuando debemos hacer un viaje especialmente largo, se trata de un elemento a valorar especialmente, ya que al bajar del coche, tren o avión, nuestro aspecto distará mucho del que teníamos al salir de casa, por lo que será bueno tener en cuenta que unas horas de descanso en el hotel para asearnos y volver a estar presentables podrían marcar esa sutil diferencia entre el éxito o el fracaso.

Como ya he dicho, no me gustaría que mis palabras se tomaran al pie de la letra ya que, como se comentará más adelante, la improvisación es un elemento esencial en la seducción. Por esto, sino existe la posibilidad de descansar en un hotel o en algún lugar cómodo, parar en una gasolinera o cafetería para afeitarnos, asearnos y poder cambiarnos, también es una buena opción.

Es evidente que si el ansia del encuentro nos ha precipitado a no tener en cuenta las distancias, perderemos la oportunidad de mitigar sus efectos en nuestra imagen.

Sin embargo, también es necesario tener en cuenta el terreno para los momentos que compartamos con la persona que deseamos seducir. Si bien no recuerdo ningún caso concreto, si se me vienen a la mente comentarios de chicas tales como:

- Menuda caminata nos dimos, ¡Y yo con los tacones!!!

- De haber sabido que íbamos a Toledo (con su centro urbano empedrado) ¡No me habría puesto tacones!!!!

- Iba yo tan mona con mi vestidito y nos pasamos la noche paseando de Pub en Pub, ¡Creo que no he pasado tanto frio en mi vida!!!!

Como resumen diré, que no tener este aspecto debidamente en cuenta, puede cambiar la sensación de “sentirse a gusto”, a una verdadera pesadilla.



Cuando hablo de mando, me refiero a nuestra capacidad para hacernos con el control de ciertas situaciones. Esto no quiero decir que debamos ser personas autoritarias o ser capaces de dominar todas las situaciones a las que nos enfrentemos, sino a ser conscientes de nuestras capacidades y de nuestras limitaciones en este sentido.

Cuando tenemos un encuentro con la persona a la que queremos seducir, éste, se puede desarrollar en infinidad de situaciones distintas y lo que debemos evitar bajo cualquier circunstancia es que esa persona se sienta incomoda.

Si la invitamos a compartir una velada con nuestros amigos, debemos ser capaces de controlar todas las situaciones que se puedan dar, como por ejemplo que nuestros amigos se pasen con la bebida y se pongan a bailar Paquito el chocolatero en algún lugar elegante, por supuesto, siempre que esa situación te incomode a ti o a la persona que deseas seducir, si os gusta y os divierte, ¡Adelante!!!
Pero si no es así, has de tener la capacidad suficiente como para que no sea necesario aguantar esa situación, bien siendo capaz de frenarla o con una educada disculpa que os permita escabulliros de ese local.

Cualquier cosa, antes de encontrarte ante una situación en la que por falta de dominio, debas quedarte, esto te hará sentir mal a ti, y a tu pareja en ese momento.

En cualquier caso, es muy importante puntualizar, que cualquier mando, ha de ser siempre ejercido con una refinada educación. No hay manera más sencilla de tirar por la borda una noche de seducción que responder con malas maneras al camarero que por un descuido te ha tirado la copa encima.

Además de todo lo anterior, no debemos olvidar que el mando, mejor dicho, la capacidad de mando, o dicho de otra manera, la seguridad en uno mismo, es una cualidad muy apreciada especialmente por las mujeres. Esa seguridad, ese mando, no es necesario ejercerlo, basta con que exista, eso se percibe.

Con doctrina, me refiero a la organización y a la estrategia que deberás llevar a cabo. La seducción es un arte y como tal ha de ser cultivado, apreciado, pulcro y elegante en su ejecución. Tener en cuenta todos los condicionantes que nos vamos a encontrar en el camino, organizar nuestras estrategias, y ser capaces de dosificar nuestras ventajas sin “quemar todas nuestras naves de golpe” serán aspectos clave para nuestro éxito.

Probablemente en tus encuentros, podrás sorprender con capacidades, experiencias o aficiones, pero si lo despliegas todo en tu primera cita, perderás la oportunidad de sorprender en las próximas.

Por eso es necesario conocer y aprender a dominar con destreza las “armas” de que dispones.

Una vez conocidas y aprendidas, deberás seleccionar cuales y cómo utilizarlas y por supuesto dosificarlas. Si por ejemplo, conoces técnicas de magia, deberás decidir, si emplear el efecto sorpresa de ese recurso en una primera cita, o reservarlo para tener capacidad de sorpresa en una segunda o tercera oportunidad.

La seducción se basa en la sorpresa. Prácticamente todo el mundo busca un mismo objetivo, romper con la rutina, encontrar nuevas sensaciones o nuevas emociones, en definitiva, sorprenderse con lo imprevisto, sí, incluso aquellas personas que nos indican que necesitan tener todo bajo control. Con estas últimas tan solo deberemos de tener la precaución de hacerlas sentir que no han perdido ese control que necesitan, hacerlas sentir con seguridad.

Dominio de la atención. Dominar o ser capaces de dirigir la atención de la persona que deseamos seducir será un aspecto clave en nuestra estrategia, para ello, no solo deberemos conocer que temas pueden despertar su interés, sino conocer en cuáles de ellos nos sentimos más cómodos y dominamos mejor.

Podremos utilizar esta técnica de manera directa o indirecta, en función de las estimaciones que realicemos.

Un ejemplo de uso directo sería decirle, “voy a seducirte”, por supuesto midiendo el tono en el que se dice, serio, autoritario, simpático, divertido… Cada momento y cada persona pueden requerir uno distinto.

Un ejemplo de uso indirecto, sería centrar su atención en los viajes, deportes, o cualquier elemento que estimule su atención y mientras tanto, desplegar los “encantos” o “armas” seleccionadas de manera sutil.

Evita sus barreras. En muchas ocasiones, cuando nos disponemos a seducir, nos encontramos con que la otra persona tiene o ha levantado barreras. Es un error pretender derribarlas, sería un gasto de energía inútil, y con toda seguridad infructuoso y contraproducente.

Toda muralla tiene una grieta, debemos ser capaces de encontrarla y usarla en nuestro beneficio.

Si alguien con quien tenemos contacto telefónico nos ha dicho con firmeza que no desea quedar con nosotros, sería un error luchar frontalmente insistiendo en convencerla para una cita. Sin embargo, si aprovechamos la grieta que nos ofrece el sí poder hablar con esa persona por teléfono, haciéndola sentir cómoda, sin presionar sobre la barrera, dirigiendo su atención, bien de manera directa o indirecta, sorprendiéndola, en definitiva, seduciendo, esa muralla caerá sola y seremos nosotros quienes recibamos la proposición tan deseada.

Estimula su arrogancia, proponiendo algún juego, reto, algo divertido que haga que durante su ejecución, centre su atención en la victoria.

Si eres capaz de conseguir dejar sus murallas sin vigilancia (sus barreras sin atención) estas caerán por si solas.

Muestra tu arrogancia. Anunciar los pasos que vas a seguir, hacer notar tu seguridad en la consecución de tu objetivo, en definitiva, mostrarte arrogante, no solo puede estimular su deseo de competición, sino que puede sentar las bases de una deliciosa “guerra” en la que gane quien gane, el disfrute del trofeo será compartido.

Confunde a quien quieras seducir. Es muy importante no confundir esto con llegar a ser un problema, o volver loco a nadie. Pero no te muestres demasiado evidente, provoca sencillez y atrae una atención mínima y a la vez desconcierto, sin embargo ante la confusión, resulta innato querer resolver el “acertijo” por lo que eleva la atención hacia nosotros y, un aumento de atención es un aumento de interés.

Haz las cosas fáciles. En contraposición con lo anterior nadie desea complicaciones en la vida  y debemos procurar que nuestro “juego de seducción” no complique la vida a nadie.

Ataca cuando no se lo espere, haz breves “incursiones” (ataque de guerrilla) que debiliten sus defensas.

Un buen ejemplo sería, en esa charla de viajes, deportes o cualquier afición que atraiga su atención y donde se sienta cómoda, hacer un breve comentario:

- Eres preciosa

- Me encanta tu pelo

- Me gustan tus manos

- No te imaginas lo atractiva que estás ahora mismo con el sol iluminando tu cara.

En este caso, es necesario esperar unos breves segundos, dejar tiempo para que se sonroje, te mire sorprendida o te dedique una sonrisa y cambiar rápidamente el ritmo para volver a la conversación sin dejar opción a respuesta.

Estas son las claves de la estrategia de la seducción, pero nunca olvides, que en el momento de la verdad, deberás responder al cambio de circunstancias y saber responder ante ellas.


domingo, 11 de diciembre de 2011

El arte de seducir. Prólogo y entrenamiento

Fotografía tomada en el templo de Tangboche (Nepal)



Prólogo.

Creo que una de las cosas que más me apasionan en este mundo es la seducción. Llevo mucho tiempo aprendiendo y observando con infinita curiosidad, las distintas formas en las que ésta se aplica en la gente que me rodea y en la que me encuentro por el camino.

Supongo que ha sido éste el motivo por el que finalmente me he animado a escribir este compendio, que no pretende aleccionar ni enseñar nada que seguramente no sepa todo el mundo, sino que busca aunarlo y organizarlo en trece sencillos pasos (o preceptos).

Creo que ya he dado una pista sobre la bibliografía que usaré en estos textos, y que en cualquier caso indicaré en la última entrega.

Soy consciente de que lo que aquí detallaré, podrá ser leído y entendido como normas, reglas o acciones que hay que seguir a rajatabla, y además estoy seguro que mi manera de escribir y mi convencimiento, fomentarán esa impresión. Sin embargo, dejaré para la última entrega una consideración especial para la improvisación, para ese momento, en el que por un motivo u otro es necesario romper con todo, con las reglas, con lo establecido y dejarse llevar, casi encomendado al destino.

Pretendo escribir estos textos sin que vaya especialmente dirigido a ninguno de los dos sexos, aunque supongo que en alguna ocasión, no podré evitar de manera consciente o inconsciente algún desliz. En cualquier caso, y especialmente cuando me refiero al femenino, en la mayor parte de las ocasiones será porque haga referencia a “la persona a seducir”

Por mucho que disfrute improvisando, creo que el conocimiento de la técnica es necesario para el aprendizaje de cualquier arte, y si además somos inquietos e inconformistas y sentimos ese deseo irrefrenable de romperlas o transgredirlas, más aun. En el arte, solo es capaz de crear una nueva tendencia quien antes ha dominado las normas. Picasso o Dalí antes de sorprendernos con su manera de romper con lo establecido, dominaron la técnica, y fue a partir de ahí, cuando fueron capaces de usarla para crear nuevas tendencias.

Espero que podáis disfrutar de esta serie de entregas. La idea de publicarlas se basa especialmente en el enriquecimiento, en el mío al escribirlo, al documentarme, al recordar experiencias, y en el vuestro… Bueno, en el vuestro, ya me contareis.



Entrenamiento.

Si, como en todo arte es necesario realizar un entrenamiento. Como realizarlo resulta sencillo. Al igual que en cualquier otra disciplina el entrenamiento no se realiza en el momento “de la verdad”, es decir, en el momento de la competición, cuando vas a pintar tu mejor cuadro, o cuando te encuentras en el momento en el que has de seducir. Éste, se ejecuta en situaciones en las que una equivocación no produce consecuencias, cuando puedes jugar con la técnica de “prueba-error” y puedes sacar conclusiones en base a los resultados.

Saber qué entrenar, resulta sencillo. Los mismos pasos que encontremos en estos textos.

¿Cuándo hacerlo? En cualquier momento de nuestras vidas, siempre que tengamos oportunidad.

Personalmente suelo usar una frase a modo de chascarrillo “Yo tonteo hasta con las farolas” y es que, eso es precisamente lo que debemos hacer, desplegar nuestras armas de seducción con toda la gente que nos rodea.

A pesar de que no alberguemos intenciones, serán momentos ideales para poder comprobar cómo reaccionan las otras personas nuestros “encantos”, y así, poder ir cultivando aquellos que mejores resultado nos ofrezcan.

Un buen momento, es cuando vamos a tomar un café, con la camarera que nos atiende. Ser agradable con ella, sonreír (siempre sonreír), actuar siempre con educación, ofrecer una frase divertida, halagadora, simpática, una mirada traviesa, un gesto que le robe una sonrisa...

El entrenamiento hará que aumente el conocimiento de nosotros mismos y nuestra autoestima. Disfruta entrenando y no tardarás en comprobar los beneficios.


domingo, 4 de diciembre de 2011

Una noche para tres



Esa noche nuestras intenciones eran otras, sin embargo, en ocasiones, da la impresión de que es el destino el que toma decisiones por ti.


Estábamos en Fusión, traviesos, con ganas de jugar. Nos habíamos acomodado para tomar una copa mientras charlábamos y de repente él se acercó.

Nyeri ya se había fijado, lo cual no era de extrañar, ya que el chico tenía muy buen aspecto, un cuerpo bien formado, marcado y atractivo.

Cuando se presentó e inició la conversación con nosotros, pudimos comprobar que además era muy agradable y educado, por lo que estuvimos charlando un buen rato, mientras comprobábamos que la complicidad entre los tres iba creciendo.

Podía notar como a Nyeri el chico le agradaba, por lo que propuse acomodarnos en algún rincón del local y continuar charlando allí.

Como decía antes, la complicidad era patente, y nada más acomodarnos en la cama, Nyeri nos sorprendió cuando al quitarse el vestido, lució un precioso corpiño granate que combinado con el resto de su lencería, nos fascinó. La acomodamos entre nuestros brazos y nuestras caricias y besos comenzaron a fluir.

Comenzamos a besarla, mientras yo recorría sus hombros y su cuello con mis labios, el chico acariciaba sus piernas y comenzaba y sus bocas comenzaron a jugar. Nyeri nos correspondía, sus manos navegaban entre los dos cuerpos, explorándolos, jugando con ellos.

Podíamos notar como ella se iba entregando y abandonando cada vez más a nosotros. Mis besos bajaron por su espalda hasta llegar a su precioso culito, donde me entretuve mientras ella, agachándose cada vez más acabó por fin saboreando el sexo de nuestro invitado.

Yo jugueteaba por detrás, y disfrutaba de sus primeros y suaves gemidos. Me vuelve loco oír como comienzan y como cada vez se tornan más intensos y acelerados.

Nos recostamos los tres juntos y nos dedicamos a ella. Yo no tardé en bajar con mis labios a saborear su excitación, y el no tardó en volver a ofrecerle su erección. Nyeri la recibió con agrado, dedicándose a ella en ocasiones de manera pausada, como saboreando cada centímetro que introducía en su boca y en otras ocasiones de manera lasciva, comiéndosela casi con ansia mientras le miraba a los ojos con esa mirada que dice:

- Mira como me la como. Mira lo zorrita que soy….

Yo no podía aguantar más la visión de Nyeri entregada a nuestros deseos, gimiendo cada vez más, por lo que sin pensarlo me alcé y comencé a follarla sin mesura.

Continuamos jugando, ella nos dejaba hacer, disfrutaba. Él y yo nos turnábamos, cambiábamos de posiciones hasta que finalmente, mientras mi lengua jugaba con sus labios más íntimos, ella masturbaba a nuestro invitado y uno o dos espontáneos comenzaron a sobar sus pezones, estalló por fin en un impresionante orgasmo.

Nos relajamos primero entre caricias y tomando otra copa y poco después acomodándonos de nuevo en otra de las camas donde continuamos compartiendo y comentando algunas experiencias vividas.

Mientras hablábamos, volvíamos a acariciar a Nyeri, ella nos correspondía suavemente.

A nuestro invitado le encantaba escuchar las excitantes experiencias que ella le contaba, y podíamos comprobarlo observando como su excitación iba creciendo entre las palabras y las caricias de Nyeri.

La situación era agradable, tranquila y relajada, por lo que bajé lentamente y me acomodé para besar de la misma manera su sexo.

Todo progresaba lentamente, la excitación iba creciendo de manera calmada, Nyeri continuaba susurrando sus aventuras a nuestro invitado mientras su mano acariciaba su polla lentamente. Yo desde más abajo, continuaba escuchándola, y en ocasiones al levantar la vista, podía observar como se besaban, como él en ocasiones le decía lo que le excitaba escucharla, y como se la ofrecía de vez en cuando para que ella pudiera saborearla.

De repente oí a Nyeri susurrarle:

- Estoy deseando que me folles…

Me encantó no solo oírlo, sino el deseo con el que se lo dijo, por lo que me retiré y pude observar la cara de placer que puso cuando él se la metió casi de golpe.

Me excitaba ver como se deleitaba con las embestidas de nuestro invitado mientras yo follaba suavemente su boca.

Sin embargo, en ese momento, me di cuenta de que lo que más me apetecía no era participar, sino disfrutar de la imagen de Nyeri follando con un desconocido que le estaba ofreciendo un placer más allá de un simple polvo de local.

Me retiré un poco y me acomodé mientras me acariciaba con suavidad. Observaba como se follaban, como ella le pedía más, como le decía:

- Joder, me duele, pero me gusta… Sigue!!!

Como se besaban, bueno, en especial, como le besaba ella. Me encantaba verla entregada a un chico que de verdad le gustaba, como le acariciaba, como en ocasiones se volvían completamente obscenos y Nyeri le mordía con fuerza los pezones y como en ocasiones se follaban con calma, con besos y caricias suaves.

Por fin nuestro invitado estalló en un gran orgasmo y en cuanto cayó rendido al lado de Nyeri, le tomé el relevo.

No solo fue que Nyeri me lo pidiera, mi excitación había ido creciendo y creciendo mientras les observaba, así que no pude contenerme. Ella estaba en pleno clímax tras el orgasmo de nuestro invitado, por lo que comenzamos a follar descontroladamente hasta que por fin estallé dentro de ella y nos fundimos en un tierno beso.

Reposamos nuestro placer entre charla, caricias y una última copa para hidratarnos hasta que por fin nos despedimos de nuestro inesperado invitado y nos retiramos a casa.

Ya habíamos jugado en otras ocasiones con terceros, y siempre me ha vuelto loco verla disfrutar, pero nunca habíamos hecho un trio con un chico solo. Este fue el primero y cuando lo recuerdo, las imágenes con las que más me recreo, son aquellas en las que veo a Nyeri contenta y disfrutando en todas sus facetas.